Luis de Liechtenstein: la cara de la última monarquía absoluta de Europa, en un país ínfimo con una economía excepcional

El príncipe heredero Luis con su esposa Sophie, duquesa en Baviera, el día de su boda en Vaduz, en 1993

PARIS.- En una oscura noche de marzo, hace 15 años, 170 soldados del ejército suizo, vestidos con ropa de camuflaje y armados —aunque sin municiones— entraron en el territorio del Principado de Liechtenstein. Era la primera vez que los militares suizos volvían a poner los pies fuera de territorio nacional, tras una breve ocupación de la Franche-Comté después de la caída de Napoleón, en 1815.

Obviamente, la "invasión" de marzo de 2007 no era una operación planificada por los altos grados del ejército suizo para conquistar el pequeño principado situado al este de la Confederación. La maniobra de los militares suizos se trató de… un simple error.

En todo caso, con poco menos de 40.000 habitantes, Liechtenstein no tiene fuerzas armadas desde hace más de 150 años. Los 40 kilómetros de frontera que comparte con Suiza, casi todos atravesados por el Rin, a excepción de una decena de kilómetros de altas montañas y menos de dos kilómetros de falsa planicie, están completamente inhabitados. Es fácil comprender entonces que penetrar en su territorio no es para nada complicado, sobre todo si se lo hace en forma involuntaria.

El hecho pasó tan inadvertido que fue finalmente Suiza quien señaló la violación a su vecino. El comandante de la escuela de Infantería de Montaña se excusó personalmente ante el alcalde de Balzers, comuna del principado que fuera víctima de la "invasión". Por su parte, las autoridades de Liechtenstein ni siquiera se habían dado cuenta, así como ninguno de sus habitantes remarcó entonces la presencia de tropas extranjeras en su país.

Como Liechtenstein sigue una política de neutralidad, es uno de los pocos países del mundo que no mantiene ejército. El ejército fue suprimido poco después de la guerra austro-prusiana de 1866, en la que el país contó con un ejército de 80 hombres, aunque no participaron en ningún combate. El último soldado que sirvió bajo los colores de Liechtenstein murió en 1939 a los 95 años.

Vaduz, en Liechtenstein

Por su parte, la Policía Nacional de Liechtenstein está compuesta por 87 agentes de campo y 38 funcionarios civiles, que suman un total de 125 empleados. Todos los agentes están equipados con armas ligeras. El país tiene uno de los índices de criminalidad más bajos del mundo, mientras que la prisión alberga pocos reclusos, si es que hay alguno. Los que tienen sentencias de más de dos años son transferidos a la jurisdicción austriaca.

Además de prestar a sonrisas, el episodio de la "invasión" involuntaria habla claramente de la personalidad de ese ínfimo y secreto país —el sexto más pequeño del planeta—, enclavado entre Suiza y...

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