Las luces de brodway rendidas ante el brillo de Messi

NUEVA JERSEY.? Hubo que verlo para creerlo. Habrá sido de las contadas veces en las que los impetuosos rascacielos neoyorquinos debieron darse vuelta hacia el Sur. Incluso el mismísimo Empire State, punto referencial de la majestuosidad. Casi hasta las luces de Broadway le apuntaron al MetLife. Hubo fútbol. No del que todos conocen por aquí, el americano, de corridas que levantan polvo como una estampida de toros, cascos y touchdown. Aquí se bramó por Lionel Messi. Si Frank Sinatra, "La Voz", lo hubiera conocido, seguramente le habría dedicado alguna de sus buenas canciones.Del genio y del rapto de inspiración de Messi saldrán los motivos para la victoria. Exclusivamente de ellos. Tres goles cierran una carrada de gritos en la temporada 2011/2012. En la lucidez del rosarino descansó la relativa calma argentina en medio del dominio brasileño. La absoluta efectividad del N° 10 se contrapuso con la falta de puntería de Neymar. No hará falta decir, a estas alturas, quién se quedó con el "duelo de titanes" ni adónde fueron a parar todas aquellas comparaciones. Las de ayer, las de hoy y las de mañana. Si hasta coincidieron Maradona y Pelé?Estas líneas parecerán recurrentes, pero todas las genera el duende disfrazado de futbolista. Sólo él, que recorre los arcos iris y que siempre descubre ollas de oro para su cosecha y para la de sus equipos. Sí, sus equipos, porque lo que hace en Barcelona ahora también lo replica con idéntica fuerza en el seleccionado."No sé qué cambió. Lo bueno es que las cosas son distintas. La selección está ganando, encontrando su juego y su equipo. Queda muchísimo para mejorar. Hay que seguir de esta manera. Ahora estamos disfrutando de esto. De ganar. De hacer las cosas bien. Yo estoy agradecido a mis compañeros. De a poquito nos vamos haciendo fuertes como grupo y como equipo", opinó, con su estilo, sin estridencias.Hizo todo y de todo. Puso claridad cuando Brasil ensombreció a la Argentina. El repertorio abrió otro muestrario de recursos de todas las gamas y los colores. La Pulga empató después de un quite de Higuaín con un tiro esquinado. Desniveló con una gambeta larga y un toque certero tras una pared con Di María. Y enfundó el triunfo argentino cuando faltaban seis minutos, en una jugada tan conocida como eficaz, como en un solo de violín: corrió de derecha a izquierda, enfiló hacia el área, calibró la zurda y el tiro fue directo al ángulo. Fue explosivo, aliviador. Un remolino lo empujó a decenas de brazos cerca del banco de los...

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