Luc Besson: regreso a la ciencia ficción con un sueño de la infancia hecho realidad

"Si algo me gusta es mezclar la sal y el azúcar", confesó Luc Besson durante su breve paso por Buenos Aires a fines de mayo pasado. Al productor y realizador francés más conocido en el mundo (y más cercano a lo que podríamos definir como la lógica de Hollywood) le faltaban pocas horas para participar de uno de los encuentros más concurridos de la convención Comic Con Argentina 2017. La espera lo encontraba muy relajado, repartiendo su tiempo entre un puñado de entrevistas y la firma de pósteres de su nueva película, apilados en un rincón muy visible de la habitación que ocupó en un lujoso hotel porteño.

Besson tiene todo el aspecto de esos creadores que parecen tener todo bajo control y que saben moverse con pasmosa tranquilidad en el mundo frenético de la producción cinematográfica y de sus rodajes. Después de verlo y compartir un rato de conversación, es posible imaginar que ni siquiera los complejos avatares financieros que envuelven por estas horas su producción más reciente, Valerian y la ciudad de los mil planetas, podrían alterar su sereno semblante. Casi tres meses después de la visita de Besson a Buenos Aires, la película llega mañana a los cines locales, presentada por Diamond.

"Es curioso cómo mucha gente, sobre todo ustedes, los periodistas, me habla todo el tiempo de estas cosas. Pero la realidad es que nadie ve el dinero. Yo no sé cuánto cobra Eric, el artista que hace el trabajo de storyboard de esta película. Cuando me pongo a trabajar con los especialistas en efectos visuales de Weta, no tengo la menor idea de cuánto se les paga. Mi trabajo está más relacionado con otras preguntas: ¿es usted un buen artista? ¿Podría hacer esto para mí? ¿Cómo podría organizarse para hacerlo?", dice Besson, mucho antes de que empezara a hablarse de su película no a partir de las atípicas características de su concepto y de su producción, sino desde un lugar menos agradable: la posibilidad de que se convierta en uno de los grandes fracasos de boletería de los últimos tiempos.

Valerian y la ciudad de los mil planetas es la producción independiente más cara de la historia del cine. Para realizarla a un costo de casi 178 millones de dólares (sin contar los gastos de marketing) hubo aportes de Francia, China, Bélgica, Alemania, Estados Unidos, los Emiratos Árabes Unidos, Canadá y el Reino Unido. Su esperado estreno a fines de julio en los Estados Unidos resultó un fiasco mayúsculo: vendió entradas por apenas 30 millones de dólares. Arrancó en...

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