Lógica de mercado: ganan los millonarios

Boca extraña. Sus mejores páginas empiezan a teñirse de sepia. Las vitrinas no descubren nuevos trofeos ni la tesorería desarrolla su musculatura. El resultado del superclásico pierde intriga, se vuelve previsible cuando a los dos los atraviesa el mercado de pases. River se muestra prepotente frente a la subordinación xeneize. La venta de Fernando Gago a Real Madrid, en 20 millones de euros, hay que rastrearla por noviembre de 2006. En enero de 2008, Ever Banega pasó a Valencia por 18 millones. Tevez se había marchado en 2005 a Corinthians, por 15 millones de euros, y Riquelme a Barcelona, en 2002, por 10 millones, pero aunque los dos alcanzaron la cima de la idolatría, ninguno creció en la factoría boquense. La última transferencia destacada desde la Ribera la protagonizó Nicolás Gaitán, en 2010, cuando pasó a Benfica por 8.000.000 de euros. Síntomas de postergación.

No vale abrazarse a joyas que formaron otros y luego anabolizaron las arcas de River y Boca. Por eso no cuenta Walter Samuel. Ni Marcelo Salas. Ni Lucho González, Martín Palermo, Juan Pablo Ángel, Lucho Figueroa, Sorin, Insaurralde, Placente, Emmanuel Gigliotti, Teo Gutiérrez, Federico Carrizo… Sólo vale el auténtico semillero. Con esa restricción, las diferencias son asombrosas.

El rastrillaje por los últimos años revela escaso movimiento en Boca. Apenas la salida de Leandro Paredes, en 2014, cuando pasó por 250.000 dólares a préstamo a Roma, que luego hizo uso de la opción por 4,5 millones de euros. O Juan Sánchez Miño, que esa misma temporada llegó a Torino por 3.200.000 euros. Dos años antes, Pablo Mouche aterrizó en Kayserispor (Turquía), a cambios de unos 3.500.000 dólares. Después, sin demasiada pirotecnia, se marcharon Gastón Sauro (Basilea), Sergio Araujo (Barcelona B; más tarde, Las Palmas), Lucas Viatri (Jaguares), Thiago Casasola (Fulham), Emanuel Insúa (Udinese), Leonardo Suárez (Villarreal) y Guido Vadalá, que ingresó en la negociación por Tevez con Juventus.

La escuela de River se convirtió en la principal exportadora de un commodity internacional único en su clase: jugadores de fútbol. La sucesión de nombres abruma, desde el pase récord de Javier Saviola, hasta Maxi López, un abanico tan rentable que también incluye a Pablo Aimar, Gonzalo Higuaín, Ariel Ortega, Radamel Falcao, Javier Mascherano, Hernán Crespo, Andrés D’Alessandro, Almeyda, Gallardo, Cavenaghi, Juan Pablo...

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