A Lodeiro y Mayada no se les hace tarde

Es profunda e histórica la huella de los jugadores uruguayos en el fútbol argentino. En épocas en las que los jugadores ataban más su destino a un club que a los representantes que mueven el mercado de transferencias, varios charrúas hicieron gran parte de una carrera en nuestras tierras. Los archivos rescatan al lateral Jorge González con más de 500 partidos entre Rosario Central y Vélez. También a otros dos marcadores de punta, Sergio Villar (San Lorenzo) y Elvio Pavoni (Independiente), quienes superaron los 400 encuentros. Hay un par que pasaron los 100 goles en nuestras canchas: Enzo Francescoli y Antonio Alzamendi. Otros que sin alcanzar el centenar de conquistas, como Walter Gómez (77) y Sergio Martínez (80), levantaron pasiones en River y Boca. Ellos dos, junto con Juan Ramón Carrasco (River y Racing) y Rodrigo López (Vélez), son los cuatro uruguayos que marcaron cuatro goles en primera.

Reconociendo el riesgo que implica toda generalización, el rasgo predominante del uruguayo es la garra, la tenacidad, la personalidad competitiva. También se valora su rápida capacidad de adaptación al medio. En ese perfil también era habitual incluir cierta lentitud, un ritmo pausado, una tendencia a hacer del juego algo más acompasado que vertiginoso. Un uruguayo sin todo este bagaje es como imaginar a un paraguayo que no sepa cabecear o a un brasileño incapaz de gambetear. El escritor Eduardo Galeano tuvo imaginación para interpretar esa identidad futbolística de sus compatriotas: "El jugador uruguayo recibe la pelota y medita, recuerda, piensa en su infancia. Claro, cuando hace el pase ya es tarde".

Dos exponentes de la última inmigración charrúa...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR