Llega la escala porteña de 'Conexión Saer', homenaje multimedia al escritor sin orillas

Junto con Manuel Puig, fue el escritor más destacado de la literatura argentina post-Borges. Autor de novelas ahora consagradas como El limonero real, Glosa y Lo imborrable, de cuentos antológicos, ensayos, prólogos y poemas, Juan José Saer (1937-2005) transformó la geografía ribereña en un escenario de la literatura universal. El reconocimiento a su trabajo llegó de forma diferida y en parte fue alentado por lectores, críticos y editores perseverantes. Santafesino de veras, no fue un escritor del boom, al que consideraba ruidoso. Como hizo Borges, su relectura de las obras de otros autores, como Antonio Di Benedetto o Juan L. Ortiz, lo ayudó a perfilar su propio programa estético.

Desde mañana, Buenos Aires será la tercera escala de la gran muestra multimedia que homenajea al narrador, poeta y ensayista nacido en Serodino. El despliegue para celebrar la escritura sensorial y a la vez pulida de Saer encuentra albergue en el Espacio de Arte de Fundación OSDE (Suipacha 658), que verá coronada su cúpula con una gigantesca foto del escritor.

"Conexión Saer" se inauguró el 10 de abril de 2017 en el Museo Provincial de Santa Fe Rosa Galisteo de Rodríguez. Además de la muestra, se realizó allí un coloquio en el que participaron amigos, editores y "saerólogos" como Beatriz Sarlo, Edgardo Dobry y Julio Premat. Por cinco meses estuvo en exhibición antes de arribar a Rosario, en noviembre pasado. Toca por fin el turno a los porteños. Al cuidado del poeta y ensayista Martín Prieto y de la curadora María Teresa Constantín, la muestra crea en la ciudad una "zona", para usar una palabra del glosario saeriano, de emoción, reflexión y encuentro con su obra.

De manera aluvional, la muestra fue creciendo. Se añadieron cartas de amigos entrañables de Saer, como los "dos Hugos" de la poesía argentina: Gola y Padeletti, y el legajo de su paso por la Universidad Nacional de Rosario. Allí Saer cursó una sola materia (Introducción a la Literatura) y aprobó con un distinguido. Nunca volvió a los claustros, al menos como alumno. También se suman fotografías y una carta en la que Augusto Roa Bastos le confiesa haberse llevado sin pagar un ejemplar de El limonero real de una librería porteña. Esa hermosa novela, para muchos una de las mejores de Saer, está dedicada al escritor paraguayo. Por si fuera poco, se exhibe una carta del gran Antonio Di Benedetto, admirado por Saer.

También habrá novedades. Se proyectará en la sala el film de Nicolás Sarquís Palo y hueso...

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