Llamativa inquietud

De los cientos de miles de cables con información reservada que se filtraron de la cancillería de Estados Unidos al sitio WikiLeaks, por ahora ha trascendido muy poco sobre la Argentina. El más delicado está referido a los interrogantes de Washington sobre la salud mental de Cristina Kirchner.Es una inquietud llamativa por varias razones. La más obvia es su vulgaridad. Desde hace años circula una versión nunca verificada según la cual la señora de Kirchner estaría bajo tratamiento por un trastorno bipolar.En noviembre de 2006, cuando todavía era senadora, la revista Noticias se hizo cargo de ese rumor publicándolo en su tapa. La hipótesis no tomó cuerpo sino que, al contrario, se fue diluyendo hasta adquirir el aspecto de una leyenda urbana. La consulta de Washington podría justificarse en este contexto, y tal vez revele más candor que perspicacia en quien la formuló.Hay otros motivos para la curiosidad del Departamento de Estado sobre la personalidad de Cristina Kirchner. Desde 2003 en adelante, buena parte de la vida pública argentina se explica con referencias al temperamento de sus gobernantes. No tanto por el comportamiento extravagante del ex presidente y de su esposa, sino porque, debilitado el tejido institucional y pulverizado el sistema de partidos, la personalidad de quien decide explica a veces más que la dinámica colectiva.La Argentina se ha vuelto tan caudillesca que en ella la psicología ha reemplazado desde hace tiempo al análisis político. Esta peculiaridad se extiende también a la oposición. ¿O Aníbal Fernández no diagnosticó hace dos años que "Elisa Carrió está «pirucha»"? En el caso de la Presidenta, todavía se desconoce qué dictaminaron los diplomáticos de Estados Unidos consultados por sus jefes.Sería bueno que en la información que filtró WikiLeaks aparezcan otros interrogantes sobre la Argentina. Brasil, por ejemplo, inspiró preguntas por sus relaciones políticas con Turquía e Irán y por sus relaciones comerciales con China. Y los cables confirman que Venezuela determinó en los últimos años casi toda la política regional de Washington. Para el legendario narcisismo nacional resulta indispensable que la primera potencia esté interesada en algo más que en los altibajos emocionales de la Presidenta.El 23 de octubre de 1522, Nicolás Maquiavelo escribió a su amigo Rafael Girolani, quien se marchaba de Florencia para representar a esa república ante el rey de España: "El embajador debe comportarse como un hombre de bien, recto y...

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