La limpieza del Riachuelo, un llamado de la Justicia a implementar políticas de Estado

Cuando llegué a la Corte Suprema, ya hacía muchos años que trabajaba el tema ambiental, tanto en mis libros como en mis conferencias académicas. La contaminación del Riachuelo se conocía, pero no era un tema que se estudiara en el mundo universitario de manera concreta.

Cuando el secretario me informó que había entrado una causa judicial relativa justamente a la contaminación del Riachuelo, me dijo lo siguiente: "Imagino que no se van a meter en ese lío". El argumento era que la demanda estaba enfocada principalmente en aspectos dinerarios y que, en consecuencia, era un tema menor que debía ser tratado por un juez del domicilio de los reclamantes. La prevención y recomposición estaban planteadas como un aspecto secundario, y por lo tanto no era conveniente que la Corte lo asumiera. El consejo era comprensible, porque los obstáculos eran enormes. Hacía muchos años que la cuenca estaba contaminada y se habían hecho demasiadas promesas incumplidas que habían deteriorado la confianza del pueblo en las soluciones concretas. Estaba claro que una decisión aislada no iba a solucionar el problema, como ocurrió desde los primeros días de nuestra historia. […]

La complejidad de la división política del territorio era otro gran problema. La cuenca estaba bajo la competencia del Estado nacional, la provincia de Buenos Aires, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y catorce municipios, con partidos políticos distintos según las épocas, e intereses locales muy diferentes entre sí. Había diferentes criterios para regular y había quien controlaba y quien no lo hacía.

Por otra parte, las fuentes de contaminación eran numerosas: autos y barcos hundidos, barro contaminado, líquidos cloacales que se arrojaban sin tratamiento, desechos de más de mil industrias de toda clase ubicadas en distintos lugares de la cuenca, basureros a cielo abierto.

Después de esa conversación, estudié el tema y pensé que sólo una medida que obligara a todas las competencias políticas, que comprendiera a todas las fuentes de contaminación y que diera amplia participación al pueblo podría generar un proceso de avances reales en la limpieza del Riachuelo. Desde el punto de vista de un tribunal, es difícil asumir estas decisiones. Lo más cómodo es no avanzar, autorrestringirse, como hacen muchas Cortes en el mundo, sin que ello signifique que incumplan norma alguna. […]

En el año 2000 Beatriz Mendoza, actora en la causa judicial, había empezado a trabajar seis horas por día como psicóloga...

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