Leyes de tránsito, esas que nadie espera

Curioso bicho el ser humano. Pudiendo hacer las cosas bien, se empeña en hacerlas mal. Basta ir por la calle y observar el tránsito. Tomemos un caso modelo: la autopista Panamericana. El carril de la izquierda, que fue concebido como de sobrepaso, es usurpado por vehículos que parecen pasear en una bucólica tarde de domingo. Pobre del que se atreva a tocarle bocina o hacerle luces a ese automovilista. La total ignorancia será la respuesta más factible.

Por la misma vía se puede apreciar también a varios otros que andan circulando por la vida sin registrar al prójimo. Como si la autovía fuera una pista de karting, y los autos émulos de Scalextric, el zigzag constituye la forma más ágil y rápida de llegar a destino. De usar la luz de giro para indicar el cambio de carril, ni hablar!

Luces, luces. Quizá se deba a que afortunadamente la Panamericana está bien iluminada. Muchos se olvidan de que una vez que la luz externa comienza a disminuir, resulta imperioso encender las luces de posición, y las bajas. En autopistas y rutas esto rige las 24 horas, pero ése ya es otro cantar.

Camiones, micros de gran porte que van… por la izquierda. No necesariamente contra el guardrail, pero no sobre las dos manos de la derecha, tal como les marca la ley.

La ley. Esa palabra tan conocida como desconocida. Como existir existe. Está escrita, se la cita, se la nombra, pero no se la respeta. Y cuando esto ocurre, la otra ley, la de las fuerzas de seguridad, debería actuar para "recordar" cómo son las cosas.

Es archiconocido el dicho de que "lo barato sale caro". Las impactantes estadísticas sobre accidentes de tránsito en el país parecen darle la razón.

Paseo en un...

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