La lejana posibilidad de hacer un 'pinochetismo civil' en la Argentina

Javier Milei

BOLONIA

¿Se puede hacer con las urnas lo que otros hicieron con las armas? ¿Con consenso popular y respeto a la democracia lo que en otros lugares se hizo con hierro y fuego, muerte y tortura? Está claro que Javier Milei sueña con la réplica argentina de la vía chilena a la economía abierta, con una especie de pinochetismo civil destinado a abrir de par en par las puertas de la libertad y el progreso . Pero ¿será posible? ¿Deseable, oportuno, correcto? ¿O la forma cambia el contenido, el contenido debe adaptarse a la forma? Lo que es factible en las condiciones asépticas de un laboratorio autoritario no lo es tanto en las condiciones impuras de la cotidianidad. Dicho de otro modo: lo que se hace en una dictadura no se puede hacer igual en una democracia, lo que es fácil con un Parlamento cerrado y una prensa censurada, unas cárceles atiborradas y unos sindicatos reprimidos no lo es donde la sociedad es abierta. Así de simple.

No es cuestión de ensañarse contra el Milei potencial cuando aún reina la hecatombe del peronismo real. Pero su éxito llama a la reflexión. Observo que los mileístas hablan siempre de liberalismo y nunca de democracia, mucho de economía, a lo sumo de filosofía, poco de política, casi nada de historia. No creo que sea deliberado, supongo es espontáneo, el reflejo coherente de una cultura política. ¿Cuál? El dilema del liberalismo argentino, del liberalismo latinoamericano todo, es, grosso modo , el mismo que el del liberalismo italiano o español. Un brillante historiador lo llamó "el mandato imposible": trasplantado en un terreno árido, criado en un medio hostil, voz débil en medio del denso océano del orden corporativo y confesional con que papas y reyes habían moldeado al "pueblo" e inhibido el nacimiento del ciudadano, el liberalismo latino se abrió a menudo paso a machetazos, utilizó al Estado para imponer la libertad a las patadas, el progreso por la fuerza. ¿Cómo hacerlo si no, cómo evitar las tácticas de mano dura y los métodos autoritarios para desquiciar la coraza de la cristiandad contrarreformista?

No es casual que el liberalismo clásico, fruto de la Ilustración escocesa de la que se nutrió la democracia parlamentaria británica, arraigara tan poco en América Latina; no es casual que pronto fuera suplantado por el liberalismo positivista, mucho más positivista que liberal: tan popular y pragmático el primero como elitista y dogmático el segundo, uno escéptico y desencantado, el otro tecnocrático y...

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