Un legado de amor a la ciencia y la educación

"Durante una interminable hora esperé la salida del tren a La Plata, sentado en el banco de una plaza llamada Constitución, en un atardecer gris y frío de mayo, con la sola compañía de microbios de todas las pestes conocidas en Europa, que llevaba en sendos tubos sellados en una pequeña valija de acero… nadie vino a buscarme, estaba solo con mis bacterias en un país enteramente desconocido…" Esa mañana de mayo de 1898, el transatlántico Regina Margherita amarró en el Puerto de Buenos Aires. Entre los pasajeros desembarcó alguien que, con su equipaje, traía un maletín blindado. Era un médico y científico de 29 años, Silvio Dessy , formado en las universidades de Turín y Florencia.

¿Por qué ese joven destacado en Europa eligió otro futuro y pasó a sentirse olvidado en un banco de Constitución? Tenía un sueño y estaba dispuesto a realizarlo. Venía contratado por la provincia de Buenos Aires para hacerse cargo de la investigación científica en el Instituto de Higiene Experimental, proyecto del gobernador Guillermo Udaondo, con sede en La Plata. Para ello, esa Argentina de visión estratégica para el desarrollo entendió que debía "importar" científicos y enamorarlos, para lograr lo que aún hoy nos diferencia en la región: ser el único país latinoamericano con tres premios Nobel en ciencia, formados en la universidad pública. Un detalle muestra las prioridades de aquel tiempo: como el Instituto no estaba terminado, el gobernador cedió su lujosa residencia para que el inicio de las investigaciones fuera inmediato.

Tras una hora de viaje en el actual Ferrocarril Roca, Dessy llega a La Plata y es recibido por su tutor en la Real Universidad de Turín y director del proyecto, el profesor Ferrucio Mercanti, que había olvidado ir a buscarlo al puerto. La Argentina entonces ofrecía un sinnúmero de proyectos para jóvenes talentosos con educación sofisticada. Dessy fue seleccionado entre más de 70 médicos europeos. Con los años, sucedió a su mentor en la dirección del Instituto; después, por pedido de la UBA, fundó el Laboratorio Central del Hospital de Clínicas de la Facultad de Medicina, e instituyó el curso de "Microscopía, bacteriología y química clínica" (por allí pasarían nuestros Nobel: Houssay, Leloir y Milstein). Creó y publicó la Revista Sur Americana de Ciencias Médicas, la Revista Sudamericana de Endocrinología, Inmunología y Quimioterapia para difundir sus investigaciones y las de sus colegas en el mundo; fundó y dirigió el Laboratorio...

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