De los lectores: cartas & mails

Plan integralEs fácil recaudar cazando en el gallinero. ¿Acaso no existe una amplia economía en negro? ¿Y por qué no atacar el gasto estatal, aunque sea simbólico, reduciendo los costos de la burocracia en los tres poderes?La emergencia es urgente, pero es muy importante un plan integral económico y social que revierta nuestra crisis crónica y estructural.Guillermo O'Conormailto:willieoconor@gmail.comMoneda creíbleLa prolongada persistencia de los estados de recesión e inflación por los que transitamos en la Argentina y la contradicción lógica que ello implica, dado que ambos fenómenos económicos son opuestos, me ha hecho reflexionar para llegar a una conclusión: hace bastante tiempo que en nuestro país no hay inflación. Lo que nos pasa es mucho más grave: no tenemos moneda. Los permanentes desbarajustes de los gobiernos, sea cual fuere su orientación política, y la justificada desconfianza de la sociedad nos han puesto en este lamentable estado.La última inflación que recuerdo es la que atravesamos en el mandato del presidente Menem, cuando los precios de los bienes y servicios aumentaron sustancialmente en moneda constante. A partir de allí, los precios son estables en moneda creíble, y ante las persistentes devaluaciones de los poderes de turno para cubrir sus inoperancias, los ciudadanos solo corren detrás de ellas para cubrirse.Las consecuencias las paga la inocente mayoría de ciudadanos que dependen de un salario.Leonardo BarujelDNI 16.492.373Cero creatividadPara tratar de resolver la crisis, el gobierno solo atina a aumentar las retenciones, los impuestos y gravámenes sin dedicarse a lo importante, que sería reducir el déficit fiscal y el enorme costo de la política. Carlota Jackisch, en LA NACION (26 /11/2000), afirmó que el gasto del aparato estatal y provincial se calculó, en el año 2000, en unos 20.000 millones de dólares anuales. Ahora debe ser algo superior. La mayor parte de esa suma se la llevan los casi 9500 cargos electivos que hay en la Argentina, con sueldos altísimos y pautados por ellos mismos. A esto debe sumarse la multiplicidad de asesores, amigos, prebendas, subsidios y el nepotismo. La reducción de legisladores, en todos los niveles (Nación, provincias y municipios) pero manteniendo los porcentajes, y la reducción al mínimo de asesores (hay senadores que tienen más de 30) sería uno de los caminos para reducir el abultado gasto estatal. Los asesores deberían ser proporcionados por los partidos políticos, sin costo...

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