De los lectores: cartas & mails

Derecho a la vida

Tras escuchar a los oradores en la Cámara de Diputados debo decir que las personas que defienden la legalización del "aborto legal y gratuito" en ningún momento mencionaron que ello significa legalizar la muerte, poner fin a las vidas por nacer. También mencionaron que las mujeres nacemos con el estigma de poder ser madres. Como madre de seis hijos digo que fue una bendición que mi cuerpo resultara ser su primer hogar. Seamos francos, el tema en estudio no se trata del derecho que tenemos las mujeres para disponer de nuestros cuerpos, sino de disponer de la vida de un ser inocente.

María Laura Farías

DNI 11.957.160

Sin dogmas

Así es la democracia. Los que tienen una opinión tienen el mismo derecho a expresarla y defenderla que los que piensan lo contrario. Y los debates irán inclinando a los indecisos hacia una mayoría que, finalmente, impondrá un resultado. No es garantía de eficiencia, pero lo es de convivencia. Los que orgullosos declaran que siempre votarán al mismo partido, sin considerar a los candidatos circunstanciales, sus propuestas, sus argumentos y sus prestigios, no entendieron la verdadera naturaleza de una república. Los corporativismos tienen el mismo espíritu que las mafias organizadas. Me parece esperanzador que en el oficialismo haya abortistas y antiabortistas. Es una señal de madurez y de disponibilidad al diálogo, y es un quiebre en la dogmática grieta que hace 70 años nos tiene de rehenes. Churchill instaba a no permitir a los argentinos unirse y desarrollarse, porque seríamos una potencia mundial.

Marcelo Amaral Correa

mailto:marceloamaral33@gmail.com

Tragedia social

¿Cuáles son, a mi entender, los términos que enmarcan el debate sobre el aborto? Uno, el de los que sostenemos la absoluta dignidad de la vida, especialmente la de los más vulnerables; el otro el de aquellos que en nombre del "progresismo y la ampliación de derechos" quieren dejar la tragedia del aborto al arbitrio exclusivo de la mujer embarazada. Estos últimos olvidan que el hijo por nacer no es más que un huésped transitorio en el vientre materno y no una parte del cuerpo de la mujer, y mucho menos su propiedad privada. El capitalismo no puede distorsionar tanto nuestras conciencias. La propiedad privada, subordinada siempre a su función social, solo vale para los animales o las cosas. El embrión en gestación está lejos de ser cualquiera de las dos. Esta posición que busca la legalización de un nuevo derecho ignora, además, la...

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