La lealtad tiene límites: con la mía no, Sergio

Expectativa por los posibles anuncios de Massa

Sergio Massa les prometió a sus socios del Frente de Todos que en septiembre conseguiría US$5000 millones de las cerealeras para contener las presiones cambiarias. Las negociaciones fueron mucho más difíciles de lo que el flamante ministro imaginaba, pero estarían llegando a buen puerto. Con todo, en su entorno ya avisan: si quiere lograr que la paz cambiaria de las últimas ruedas se sostenga será necesario recortar el gasto público más de lo deseado . Con fama de derrochador, el peronismo no tiene otra opción que sobreactuar para que su ortodoxia sea creíble.

Obediente, el secretario de política Económica, Gabriel Rubinstein, le pidió esta semana a su equipo que hiciera los números. Incluso, avanzó hasta ensayar cuánto tiempo le llevaría al Gobierno alcanzar el ansiado déficit cero.

Pero la realidad del Excel -bien lo saben sus antecesores- es muy distinta a la del día a día. El temor a una corrida cambiaria inmanejable que se llevara puesto al Gobierno unió al kirchnerismo, a gobernadores, sindicalistas y a intendentes en un reclamo por un giro hacia la ortodoxia económica. Pero no está claro que ahora, en el momento en que se deben asumir los costos, estén todos tan alineados. La filtración, por parte del periodista Horacio Verbitsky, del paper que contenía el plan de Rubinstein para justamente estabilizar la economía -y que incluía no solo un fuerte recorte de gastos, sino también una devaluación del peso- es una señal de las limitaciones que el kirchnerismo empieza a poner, y un recordatorio del amor que tiene ese espacio por el fuego amigo como herramienta disciplinante.

Referentes kirchneristas, en privado, también empiezan a adelantarse a lo que sería un supuesto éxito de Massa: "una vez que consiga los dólares que se necesitan, va a tener que hacer una política de redistribución. Si un gobierno peronista no lo hace, es reprochable", deslizaba esta semana un kirchnerista con acceso a algunos de los despachos más relevantes del poder. La idea de que antes de fin de año deberá haber un bono de suma fija para los trabajadores sigue viva.

Del mismo modo, existe entre los gobernadores, aun los peronistas, el temor creciente de que el Tesoro saque ventaja de los excedentes de caja que muchos de ellos tienen . A diferencia de lo que sucede en la Nación, la mayoría de las provincias -con la excepción de distritos como Buenos Aires- son superavitarias. Herencia de la gestión de Rogelio Frigerio...

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