Un largo trecho entre la ley y el castigo

Detrás de la promulgación de una ley más dura que busca sancionar a infractores o contraventores, está la letra chica, esa que marcará, en definitiva, la razón de su existencia: quiénes y cómo la harán cumplir ante el amplio escenario de los que suelen transgredir las reglas.Nadie discute que es atinado aplicar una multa de $ 2100 a un automovilista que no lleve la licencia de conducir, pero si esta falta no se sanciona, la "buena" ley nunca cumplirá su objetivo. Hoy, sólo vigilan el tránsito porteño 980 agentes, divididos en seis turnos. Apenas unos 170 uniformados están para verificar más de 1,7 millones de autos, 50.000 camiones, 9000 colectivos y miles de motos. ¿No es poco? Pareciera que sí.Otra de las leyes sancionadas es el endurecimiento de las multas por la violación de una clausura, algo que en la ciudad funciona como aceitado engranaje. Ocurre que a los dueños de pubs y boliches les resulta más económico pagar una multa de $ 6000 por cortar una faja que tener cerrado el local un viernes por la noche. Ahora, con la...

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