Lagomarsino quería el pasaporte para ir a Disney

entendió que estaba en serios problemas el domingo pasado cuando advirtió que su situación judicial podía complicarse. Tuvo la plena convicción de que esto era así cuando, anteayer, escuchó por la a la presidenta Cristina Kirchner, que tendió un manto de sospechas sobre su actuación.

Así, el joven técnico en informática acudió a buscar el consejo del mejor penalista que estaba a su alcance. , ex abogado del ex presidente Carlos Menem, titular de cátedra en la Universidad de Buenos Aires, ex fiscal y uno de los primeros en el concurso para ser Fiscal Nacional de Investigaciones Administrativas. El año pasado, en el juicio contra el fiscal José María Campagnoli, declaró en su favor.

Lagomarsino se reunió ayer cinco horas con su nuevo abogado. Se quebró por momentos, sollozó ante la presión que soporta y los problemas familiares que le trajo aparejado quedar imputado en la causa por la muerte de Nisman. Le contó a su abogado que él le hacía trabajos de informática a Nisman y a su ex mujer, la jueza Sandra Arroyo Salgado, tanto en la fiscalía como en su casa. Era un hombre de plena confianza del fiscal. Le contó que Nisman lo llamó el sábado para convocarlo a su departamento y que allí le pidió el arma. Lagomarsino, según le relató a su letrado, le dijo que su Bersa calibre 22 era vieja y no funcionaba bien. Trató de disuadirlo.

Nisman le contó que tenía miedo de que "algún fanatiquito" lo atacara cuando estaba acompañado de sus hijas, y buscaba con qué defenderse. Dijo que no importaba que no funcionara, al menos iba a tirar al aire.

Nisman le dijo, ofendido: "Nunca te pedí nada y ahora me negás este favor", por lo que Lagomarsino, dolido, accedió a entregarle su pistola, según lo que trascendió a partir de su defensa. Fue a su casa de Martínez, buscó el arma que tenía desarmada -por un lado el cuerpo, por otro el cargador y por otro las balas- y se la llevó a Nisman a Puerto Madero.

Llegó cerca de las 19, entró por la puerta de servicio, la misma que usó en su primera visita. Salió por la puerta...

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