El lado más rockero y político de Depeche Mode

BERLIN.- "Sentando en el Dschungel, en Nurnberger Strasse, veo un hombre perdido en el tiempo, cerca de KaDeWe, simplemente paseando a los muertos... ¿Dónde estamos ahora?" Camino por las calles de Schoneberg y la voz de David Bowie resuena en mi cabeza sin tener Spotify a mano. ¿Dónde estamos ahora? Estamos en Berlín, en Schoneberg, en el barrio orgullosamente gay donde Bowie vivió a mediados de los años 70, donde grabó algunos de sus mejores discos y donde reescribió su leyenda. Por eso, su voz sobrevuela cada esquina, cada rincón de esta ciudad en la que es muy fácil perderse, pero también encontrarse.

Berlín, la ciudad Fénix que una y otra vez se reinventa para siempre instalarse en el centro de la vida cultural europea. Pasan los años, pasan los artistas y Berlín siempre está. Berlín, donde Iggy Pop se animó a ser un perro solitario y apadrinado por Bowie grabó sus primeros dos rabiosos discos a fines de los 70 y donde, diez años después, Nick Cave encontró su oscuro destino. Aquí, donde mientras el muro se caía ladrillo a ladrillo la Love Parade llevó el tecno y la música electrónica al estadío de fiesta permanente, popular y masiva. Aquí, donde los U2 cambiaron de piel y en los años 90 se llenaron de cinismo para construir su Achtung Baby! Aquí, lejos en Berlín, donde en marzo de 2017 Depeche Mode decidió presentar lo que podría ser su último álbum de estudio y lo que seguramente es su legado político más ambicioso en casi cuarenta años de carrera.

"Berlín fue la primera ciudad, fuera de Londres, a la que vinimos a grabar un disco", dice Martin Gore, sonriente, sentado en una de las habitaciones del Waldorf Astoria con ventanales a Hardenbergstrasse. Gore, Dave Gahan y Andy Fletcher están dando entrevistas por separado a la prensa latinoamericana, a pocas horas de haber ofrecido un show caliente y exclusivo para 450 personas en el Funkhouse Nalepastrasse berlinés, transmitido en streaming 360° y HD para todo el mundo, con la excusa de la salida de su décimo cuarto disco, Spirit, y del anuncio de una gira mundial que los traerá por tercera vez a la Argentina, el 24 de marzo de 2018. "Por aquel entonces, con 21 años, hacer un disco era una gran aventura para nosotros. Éramos fans de Bowie y de Iggy y poder grabar en los estudios Hansa fue algo increíble, incluso más allá de que en esa época Berlín estaba dividida en la parte occidental y la parte oriental y de que era el centro de la comunidad artística europea. Berlín ha sido una gran...

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