Kykeo, el protagonista de una foto de 1983 que esconde el drama de una guerra y el reencuentro 40 años después

Kykeo posa junto a su hermano y tres amigos, en la puerta del Hotel Estrella de San Telmo, en 1983

Con una sonrisa divertida y una postura de karate, Kykeo Kabsuvan posa ante la cámara junto a su hermano y tres amigos, frente al Hotel Estrella, en el barrio porteño de San Telmo , que fue su hogar cuando recién llegó a Buenos Aires. Era 1983 y el pequeño, de cuatro años, caracterizado por la inocencia de cualquier niño, no era consciente de los motivos que lo trajeron a él y a su familia a Buenos Aires: "No recordaba la existencia de esta foto, pero es un lindo recuerdo, de mucho cariño. Y mi pose es graciosa, aunque no sabía qué estaba haciendo", contó a LA NACION .

Cuando tenía apenas 9 meses, Kykeo llegó junto a sus padres y su hermano, dos años mayor, a la Argentina, en 1979, desde un campo de refugiados que acogía a personas de Laos, en Tailandia. Los Kabsuvan fueron una de las 293 familias que se asentaron en el país en medio de los levantamientos que obligaron a 3 millones de personas a huir de los países que integraban Indochina : Camboya, Laos y Vietnam. "Vinimos en un marco de asilo político a raíz de la guerra civil que ocurría en Laos y llegamos como refugiados. Los primeros vuelos que salían de allá venían para América del Sur y nosotros llegamos a la Argentina, en Santa Fe, y viajamos a Buenos Aires", apuntó.

Paradójicamente, esa pose de karate que adoptó con ignorancia se convirtió en su pasión. Hoy, con 43 años, Kykeo es maestro de karate en San Nicolás de los Arroyos , una pequeña ciudad de la provincia de Buenos Aires, donde creó su hogar junto a su familia. Las plazas y parques de la ciudad son su espacio de desahogo y despeje, donde Kykeo, además de enseñar la disciplina, recorre todos los días en búsqueda de un momento para sí mismo, con un mate y un libro bajo el brazo.

El Hotel Estrella, en el barrio porteño de San Telmo, fue su primer hogar. "Todos nos acordamos de esa puerta que aparece en la foto. Nos reíamos tanto juntos. Nuestros papás siempre trabajaban, así que nos pasábamos el día jugando", recordó.

Esta fotografía, capturada por el fotógrafo Alejandro Cherep en 1983, fue seleccionada por ACNUR para su campaña ‘El color de la huida’ . Esta iniciativa global tiene como objetivo visibilizar el trabajo que realiza el organismo que es parte de Naciones Unidas en defensa de las personas refugiadas en todo el mundo desde 1950. Para ello, recuperaron varias imágenes antiguas para "ser coloreadas y cobrar vida" con el...

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