Kristen Stewart: pasar de heroína a la mala de la película

Hace unos años, veinte para ser precisos, cuando era la más reciente y reluciente estrella de Hollywood, Julia Roberts era conocida por frecuentar los bares del rocanrolero Sunset Strip y por tener romances con sus compañeros de elenco. Fue en aquella época que canceló su casamiento con Kiefer Sutherland 24 horas antes-sí, Kiefer y las 24 horas - antes del enlace para escaparse con Jason Patric, compañero de parranda del novio abandonado casi en el altar. Todo eso hizo Julia en su vida privada -y muchas cosas más seguramente- con todo derecho y sin que afectara su vida profesional. Una separación que probablemente hoy le sería imposible de sostener.Gracias a la extensa red de paparazzi, fotógrafos amateurs y cámaras omnipresentes que siguen a los famosos por donde vayan para alimentar a la industria del chisme y las redes sociales, la posibilidad de mantener el misterio y la privacidad es una quimera. Hoy, Kristen Stewart, ¿la mucho menos sonriente Julia Roberts del siglo XXI?, es perseguida, hostigada y señalada por el escándalo que se armó cuando un fotógrafo -de los muchos que trabajan de perseguirla- la atrapó in fraganti a los besos en un auto con su director de Blancanieves y el cazador. Así, la actriz más solicitada y mejor paga de Hollywood (ver aparte), la chica de 22 años que moviliza a millones de personas hacia los cines del mundo como la Bella Swan de la serie Crepúsculo y recauda millones de dólares alrededor del planeta se transformó en un monstruo. En la mala de la película, presentada en revistas, programas de TV y, sobre todo, en las redes sociales, como la bruja de corazón de hielo que engañó a su novio Robert Pattinson. Una adúltera de pantalones chupines y botitas All Star que nunca podría recuperarse de este mal paso. Al menos a los ojos de la inclemente industria del cine.No sería la primera vez que una promisoria actriz, la niña mimada de las revistas de cine, de moda y de los fanáticos tiene un tropezón público y sufre por ello. El castigo para la joven actriz rebelde suele ser ejemplar y excesivamente duro, especialmente si se lo compara con los que le tocan a sus colegas masculinos. Así, Stewart se vio obligada a esconderse durante meses y ahora cada uno de sus avistamientos es noticia cuya foto -siempre hay una imagen-, es acompañada por un texto que hace referencia a su infidelidad como si se tratara de la protagonista de la novela La letra escarlata, de Nathaniel Hawthorne. El puritanismo modelo 2012 le evitó la A de adúltera...

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