¿Tiene el kirchnerismo la vaca atada?

Algo extraño debe de estar sucediendo en la vida política argentina para que, sin pudor alguno, se mencione a de Daniel Scioli, aun cuando sólo se trate de un globo de ensayo para levantarle la moral a alguien que ni siquiera estaría en condiciones de postularse con serias probabilidades de éxito para la intendencia de Río Gallegos.

No menos llamativo es que entre los principales precandidatos del Frente para la Victoria a la gobernación bonaerense figure un , que arrastra un 70% de imagen negativa en la opinión pública, aunque en círculos del oficialismo se descuenta que no tardará en llegarle el turno de un baño de humildad.

Existe una mezcla de euforia y sensación de impunidad detrás de la alegre postulación de figuras que, en situaciones normales, serían tildadas de "piantavotos". Hoy hay quienes creen en el kirchnerismo que cualquier candidato puede ganar con la foto de la líder. Sienten que se encaminan hacia un nuevo triunfo electoral, perciben que tienen la vaca atada, pese a que queda un largo camino hasta las urnas.

Hay algo cierto: Cristina Kirchner llega a la recta final de la carrera electoral en mejores condiciones que las esperadas por la oposición. Sigue marcando la agenda, controlando resortes de poder, disciplinando y desalentando a los rebeldes, imponiendo sus propios nombres para las listas de candidatos y hasta dándose el lujo de mentir descaradamente sobre los niveles de pobreza sin temor a recibir castigo alguno por su incontinencia verbal.

Las últimas encuestas señalan una recuperación de la imagen del Gobierno, tras la caída que le provocó la muerte del fiscal Alberto Nisman; también marcan un mejoramiento de las expectativas en materia económica y un leve aumento del porcentaje de ciudadanos que alientan la continuidad antes que el cambio. Detrás de este estado de la opinión pública, hay una percepción social según la cual la economía no plantea grandes dramas en lo inmediato.

El economista Miguel Ángel Broda definió con claridad esta situación: el Gobierno ha desarrollado un plan tan astuto como perverso. Astuto para llegar a las elecciones con cierto alivio y perverso por la grave herencia que le dejará a quien asuma en diciembre.

El plan económico electoral partió de un momento crucial para el kirchnerismo: el tercer trimestre de 2014. Por entonces, las proyecciones económicas conducían a una derrota del oficialismo en las urnas; no era casual que, en esos tiempos, Sergio Massa encabezara las encuestas. ¿Qué...

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