Keiko, el fenómeno que sube y sube a pesar de su familia

LIMA.- ¿Cómo y que terminó en la cárcel por delitos de lesa humanidad es la candidata número uno a la presidencia de Perú? Es el enigma que tiene intrigados a los analistas, pero más aún a sus enemigos, que ven con desazón cómo su candidatura no ha hecho más que fortalecerse con el correr de los meses.

Los números la tienen delante del economista de centroderecha Pedro Pablo Kuckzynski en los sondeos previos al ballottage de pasado mañana, y la sensación general es que Keiko está a las puertas de la Casa de Gobierno. Aunque, como se suele decir en toda elección, falta que hablen las urnas.

Si es por hablar, Por ejemplo, en la Avenida de la Emancipación, en el centro mismo de Lima, una vía colmada de negocios modestos y de cuentapropistas, parte del electorado donde caló el mensaje de ascenso social y lucha contra la delincuencia que elevó a Keiko en la consideración popular.

"Keiko quiere ayudar a que la gente pueda arrancar su trabajo o su negocio, a prosperar en lo suyo", dice Elena Salvador, de 47 años, que maneja un diminuto local de música donde suena una canción de Andrés Calamaro, "Mil horas", con un ritmo de ranchera mexicana que ni Calamaro debe saber que existe. El local tiene las paredes medio despintadas, no tiene puertas, y no es de ella, sino que lo alquila. La esperanza de Elena es que con Keiko en el gobierno, entre otros objetivos, fluyan los créditos bancarios para comprar su local propio en cuotas accesibles.

Keiko se presentó como defensora de los desamparados de la sociedad y de las pequeñas y medianas empresas, y se ocupó de remarcar la sintonía de su rival -un ex ministro de Economía con trayectoria en la banca internacional- con las grandes corporaciones, a las que ella presenta como tiburones insaciables que hacen presa de los menos poderosos.

Claro que a veces las cosas no son lo que parecen, como señala el politólogo Carlos Meléndez. Por tratar de representar a los de abajo, Keiko tuvo que hacer alianzas en el armado de su estructura política con sujetos que se mueven entre lo informal y lo ilegal. "En ese mundo gris -dice Meléndez a LA NACION- hay emprendedores honestos, pero también otra gente más que dudosa, como dirigentes sociales que en algunos casos son traficantes de tierras, o mineros informales que en realidad tienen inversiones millonarias."

El dato es real. Pero en la Avenida de la Emancipación, como en otros lugares, no ven demasiada alternativa. Porque Kuczynski tampoco resulta fiable. De hecho el...

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