Kate Moss tiene un secreto

LONDRES.– En el histórico dock de Chatham, un pueblo portuario al sur de Londres, Kate Moss posa sin parar. Pone la cabeza de perfil, lanza una mirada sensual, mueve un poco la cadera y cambia el peso de una pierna a la otra. Mientras, una cámara la filma y otra la fotografía. Tiene puesta una remera blanca con inscripciones, una camisa abierta encima, jeans y unos zapatos de tacos altísimos. Es muy bonita, su pelo rubio brilla debajo de las luces. Ni su cara ni su cuerpo acusan los 40 años que está por cumplir. Se la nota muy profesional, está claro que sabe hacer este trabajo, en el que se destaca desde hace más de 20 años, una rareza en un medio al que se ingresa en la adolescencia y en el que se envejece rapidísimo. Pero a pesar de apreciar en vivo su belleza y sus poses es imposible adivinar cómo se produce la alquimia entre ella y la cámara que resulta en esas fotos hermosas, muchas veces consideradas y valuadas como verdaderas obras de arte. Podés mirarla de cerca, durante horas, casi obsesivamente y sin pestañear, pero es imposible saber cómo hace Kate Moss para ser Kate Moss.En verdad parece que ni ella misma lo sabe. "Es un misterio para mí. Debe ser porque lo hago desde hace tantos años", dice a la Revista, en el breve intercambio de palabras que tendrá que servir de consuelo después de cancelarse la entrevista que nos llevó hasta aquí. Y tal vez de eso se trate, de no hablar demasiado, para preservar el misterio intacto. Quizá cuanto menos se sepa lo que ella piensa y siente, mejor pueda vender su fotogénica imagen, que la convirtió en una favorita de marcas internacionales y una de las mejores pagas del mundo (la cuarta en facturación anual, según Forbes).El problema para la atractiva trama de misterio que se huele en el aire es, justamente, que la vida de Moss no es un completo misterio. Desde que saltó a la fama en los 90, cuando era una adolescente flaquísima, y puso en jaque el reinado de las supermodelos curvilíneas como Linda Evangelista, Cindy Crawford o Claudia Schiffer, los medios siguieron de cerca sus pasos. Sobre todo los que dio en falso. Su noviazgo con Johnny Depp, a mediados de esa década, fue un festín para la prensa internacional, peleas con destrucción de cuartos de hotel incluidas. Los medios siguieron de cerca su relación con Pete Doherty, el cantante de la banda Babyshambles, siempre signada por escándalos relacionados con los excesos. Y aun cuando se llegó a verla en un tabloide consumiendo drogas en un club nocturno, ni las grandes firmas de la industria de la moda ni el público abandonaron su fascinación por ella durante mucho tiempo. Hasta aquí, su historia se parece a la de una...

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