La Justicia, cerca de golpear la puerta de Cristina

Cristina Kirchner no puede caminar por las calles de Río Gallegos. Tampoco por las de la Capital. Corre el riesgo de chocar con la protesta de la gente común. Sólo por algunos barrios (no pocos) del Gran Buenos Aires podría pasear sin inconvenientes. El círculo de la Justicia se va cerrando sobre ella. Nada indica que sucederá algo espectacular en tiempos inminentes, pero todo apunta a que la ex presidenta será investigada en varias causas por presunta corrupción. Esa encerrona entre la calle y los jueces explica su reciente carta de rencor y odio, y las instrucciones para que sus seguidores sacudan con fuerza el árbol del conflicto social (que existe, sin duda). La mayoría del peronismo aspira a dejar atrás a Cristina y el cristinismo, pero carece de un liderazgo alternativo capaz de eclipsar la presencia política de la ex presidenta.

Cómo y cuándo son las únicas preguntas que pueden hacerse sobre el destino judicial de Cristina. Cómo y cuándo la Justicia golpeará las puertas de su casa. Ya no cabe preguntar si lo hará o no. Lo hará. El caso Báez terminará en ella. Si fuera cierto que el juez Sebastián Casanello quiere cerrar la causa con el juicio a Báez, el magistrado estaría desafiando el sentido común. Báez está siendo investigado por lavado de dinero. Cuando se compruebe ese delito, la Justicia deberá preguntarse qué dinero lavó. ¿Quién le dio el dinero que requería de un blanqueo? Generalmente, el dinero negro proviene del narcotráfico o de la corrupción. Descartado el tráfico de drogas en este caso, queda la corrupción. Se trata del mayor contratista de obras públicas de Santa Cruz, la provincia que Néstor y Cristina Kirchner gobernaron y gobiernan desde hace 25 años.

Lázaro Báez disiente de sus hijos, Martín y Leandro. Éstos lo espolean a declararse arrepentido y a dar información sobre las cuentas y las sociedades que existieron (¿existen?) entre él y los Kirchner. La primera respuesta de Lázaro fue que prefiere el silencio y dos años de cárcel antes que la delación. Uno de sus hijos, posiblemente Leandro, le hizo una pregunta sagaz: ¿y quién te dijo que serán dos años y no diez? En efecto, ¿quién le garantizaría que serían sólo dos años de prisión a cambio de nada? Cristina está en vilo. Una palabra de más de Báez podría anticipar dramáticamente su futuro.

En su declaración ante la Cámara Federal, Báez se mostró como un hombre envuelto por la nube negra de una depresión. Y dijo: yo no sé por qué estoy preso. Soy un empresario de...

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