Jugar con fuego

Ha provocado desazón la imprudencia con la cual el Gobierno ha colocado en zona de riesgo una de las pocas políticas de Estado sobre las que había concertación de voluntades provenientes de diferentes espacios políticos. El retiro unilateral decidido por la Argentina en el respecto de la mesa de acuerdos extrarregionales, con excepción de los ya celebrados con la Unión Europea y la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), ha asombrado por lo inconsulto de la medida en el orden interno y por la decepcionante miopía con la cual aquella decisión ha potenciado otros pasos infortunados en la política exterior de la administración nacional.Nuestro comercio actual con Europa es de unos 9000 millones de dólares; el 60 por ciento proviene deEn cuestión de semanas, el Gobierno perseveró en una sucesión de desatinos. Si lo que ha buscado es profundizar el aislamiento que ya padecía la Argentina por razones de orden circunstancial en relación con los vecinos de fronteras compartidas, ha hecho méritos elocuentes para lograrlo. Mientras jugaba con el Mercosur a la ruleta rusa, el presidente Alberto Fernández participó de una conferencia con el Grupo de Puebla, donde la presencia del exmandatario español José Luis Rodríguez Zapatero está lejos de extrañar: ha sido desde hace tiempo número puesto allí donde se junten los elementos más indeseables de la política latinoamericana, como el expresidente de Ecuador Rafael Correa. Este se halla exiliado en Bélgica a fin de evitar la cárcel por la condena que se le ha impuesto por un crimen de Estado.El jefe del Estado argentino deberá considerar más en serio la política exterior del país. No se puede confraternizar con un grupo en el que se ha pretendido tomarle el pelo al primer mandatario chileno, Sebastián Piñera, y horas después llamarlo e inclinarse en explicaciones telefónicas al mandatario agraviado. Los vaivenes en decisiones de política interna, sobre todo cuando se reiteran en forma llamativa en las últimas semanas, exasperan. Pero ese mismo estilo de conducción en temas de política internacional deja expuesto al país a daños de no menor entidad, y de reparación aún más difícil.El Mercosur ha funcionado a pleno, aun con las limitaciones de haberse constituido como una suerte de unión aduanera, desde 1994. Los presidentes Raúl Alfonsín y José Sarney, de Brasil, habían formalizado en los ochenta una vocación por el acuerdo sobre la que se había trabajado con inteligente intensidad desde la embajada en...

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