La jueza y el homicida: mucho más que un beso

La jueza Mariel Suárez durante su encuentro en la cárcel con Cristian Bustos, quien pocos días antes había sido condenado a prisión perpetua por el tribunal que integra Suárez; el voto de la magistrada no apoyó la pena impuesta por sus dos colegas

Puede ser tentador quedarse en la anécdota. Pero el encuentro (con besos y selfies incluidas) entre una jueza y un homicida es mucho más que un episodio grotesco. Es, en realidad, un nuevo capítulo de la degradación institucional que afecta a la Justicia en muchos de sus estamentos. Los reflectores suelen estar puestos sobre Comodoro Py y los rutilantes tribunales federales. Pero en las justicias provinciales, el deterioro ético y profesional de la magistratura carcome los basamentos institucionales.

El caso de la jueza de Comodoro Rivadavia sintetiza muchos rasgos de esa degradación. Había sido suspendida por mal desempeño, acusada de liberar presos por teléfono, entre otras irregularidades graves. Pero logró que la restituyeran en su cargo. Con ese respaldo, tal vez haya sentido que no había límites ni barreras. Ni siquiera cuidó las formas en el extraño y promiscuo acercamiento a un criminal al que acababa de juzgar y al que había intentado bajarle la pena.

La jueza Mariel Suárez fue registrada besándose con el preso Cristian Bustos, condenado a cadena perpetua por matar a un policía en 2009

Hace tiempo que "las formas" han perdido, en las instituciones, todo valor y jerarquía; como si no tuvieran nada que ver con "el fondo", como si fueran irrelevantes y accesorias. Es extraño en un ámbito como el de la Justicia, donde lo ritual y lo formal son esenciales, y el procedimiento es sagrado. Creer que la jueza solo ha descuidado "las formas" es una confesión sobre el problema de fondo: ser juez en la Argentina ha dejado de ser sinónimo de seriedad, de confianza, de saber y de ecuanimidad . La simbología que rodea a un magistrado (la calificación de "su señoría", la idea de un estrado que lo eleva a un nivel superior) apenas sobrevive como una ironía o una máscara. Por supuesto que no pueden meterse todos en la misma bolsa. Hay magistrados que honran su función y ejercen su cargo con toda dignidad. El problema es que empiezan a desentonar en un paisaje de evidente decadencia.

Ahora se habla de la jueza chubutense Mariel Suárez, como antes se ha hablado de los jueces Norberto Oyarbide o Eduardo Freiler, de César Melazo , de Martín Ordoqui, del mendocino Walter Bento o del salteño Raúl Reynoso (por...

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