A la jueza le gustó la historia

A ella le interesó la historia. Tiene todos los condimentos para ser un fascinante relato de violencias: doméstica, institucional, filicida, homicida. Ella es profesora y la facultad donde trabaja necesita mostrar más investigación para satisfacer a la Coneau (Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria). El libro que se imaginó a lo largo del juicio puede ser su aporte a ese esfuerzo institucional. Sin embargo, la cosa es un poco más complicada…

Si escribe el libro va a ser parte de esa misma historia porque ella es jueza en el tribunal que decidió el destino del ahora condenado. Mientras pergeñaba el libro también pergeñaba la sentencia. Hacía dos cosas a la vez: estaba en la platea y actuaba en la obra. Tan fascinada estaba con su objeto de estudio y con su hipótesis que votó en disidencia. La historia que tiene que contar no la comparten sus colegas del tribunal. Seguramente el libro explicará su particular versión de los hechos. De ser así, a su voto le faltan argumentos o a su libro le sobra información.

La jueza-profesora-investigadora ya había tenido problemas por confundir sus tareas . Como profesora de una práctica profesional había llevado a sus estudiantes material de un caso de abuso sexual de una niña sin ocultar datos personales. Sus estudiantes hicieron la debida denuncia.

Ahora se la ve en un video con su reciente condenado, convertido en sujeto de investigación, o informante clave, sentados en el suelo, con los rostros cerca para no ser escuchados, tomando mate, hay quienes piensan que besándose.

Sin embargo, ella no está sola, todos la estamos mirando, como miramos a todo el Poder Judicial. Miramos y esperamos que los jueces y las juezas trabajen diligentemente para probar los hechos y dictar sentencia conforme las normas que democráticamente nos impusimos, que cumplan con el primer deber de las profesiones jurídicas: aplicar el derecho. Pero hay un segundo deber.

En efecto, en todo conflicto hay al menos dos partes y en muchos casos una de ellas quedará disconforme. El segundo deber del sistema de justicia consiste en asegurar que quienes no obtienen lo que creen merecer acaten pacíficamente la decisión tomada por las autoridades. Es decir, crear confianza en la gente para que no solo acepte las decisiones de las instituciones de la democracia constitucional y colabore en el cumplimiento de las normas, sino que además deponga la violencia y acceda a la justicia en la seguridad de que va a encontrar...

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