El juego de Victoria Villarruel en el Senado: sin ajustar a la 'casta', teje una red de apoyos para construir poder

Javier Milei y Victoria Villarruel

Mientras Javier Milei ratifica su apuesta a la fórmula "a todo o nada" para sortear los contratiempos que sufre su set de medidas para desregular la economía y transformar el Estado, la vicepresidenta Victoria Villarruel le pone su impronta a la conducción del Senado , un escenario donde las ambiciones reformistas de los libertarios chocan con los límites de la nueva configuración parlamentaria y de la realidad política.

Con una estrategia diferente a la que aplica el ala intransigente del Gobierno -que integran Nicolás Posse, Patricia Bullrich, Karina Milei y el escudero de la identidad del Presidente, Santiago Caputo -, Villarruel intenta construir consensos y apuntalar su alianza transitoria con las bancadas de la UCR, Pro y Unidad Federal para garantizarse no solo el control de la Cámara alta, sino también un colchón de votos que le permitan aprobar proyectos del oficialismo y blindar las reformas que pretende instrumentar Milei, como el mega-Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) o la ley ómnibus.

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A sabiendas de que el bloque libertario solo cuenta con siete senadores y de que el peronismo mantiene la primera minoría -con 33 escaños-, Villarruel teje una red de aliados para que la ayuden a preservar las riendas de la "casa" . Con sigilo y un estilo propio, la vicepresidenta procura construir poder y estrechar lazos con referentes de las distintas vertientes de Pro, radicales, peronistas no kirchneristas o lugartenientes de caciques de partidos provinciales . "La alianza es circunstancial, pero hay vocación de que sea permanente", remarcan cerca de la titular de la Cámara alta.

Con el objetivo de solidificar el vínculo político y personal con sus nuevos socios, Villarruel optó por postergar los gestos o medidas vinculadas al combate contra la "casta" , el enemigo que eligió Milei para confrontar y responsabilizar por la eventual demora en la consecución de los objetivos de su gestión. En otras palabras: la vicepresidenta prefirió no impulsar por ahora un plan de austeridad en el manejo de los recursos del Senado para no agitar las aguas con sus socios , a quienes necesita para consolidar una mayoría. Por ese motivo, ni ajustó los gastos superfluos ni activó una revisión de la planta permanente -que conforman alrededor de 6000 empleados-, ni puso en marcha un sistema para monitorear el nivel de presentismo...

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