Una jornada llena de buenas noticias en Cannes

CANNES.- El objetivo en todo festival consiste en "descubrir" aquella obra maestra que trascenderá no sólo el marco de la propia muestra, sino que se expandirá en los meses siguientes hacia las salas de todo el mundo y, por qué no, reclamará su lugar en la historia grande del cine. Si hace unos días Le dernier des injustes , documental de Claude Lanzmann, ya había alcanzado ese hito, faltaba que apareciese la gran película de la Competencia Oficial. Y llegó ayer. Se trata de La vie d'Adèle - Chapitre 1 y 2 , del director tunecino -radicado en Francia- Abdellatif Kechiche.Conocido en la Argentina gracias a Juegos de amor esquivo y Cous Cous, la gran cena , Kechiche consigue el mejor film de su carrera con una propuesta tan audaz y ambiciosa (dura tres horas) como fascinante y conmovedora. A partir de una novela gráfica de Julie Maroh, el director narra la historia de Adèle (Adèle Exarchopoulos), una quinceañera en pleno despertar sexual. Lo que arranca como un sensible retrato de las contradicciones, inseguridades y confusiones de una adolescente que busca reafirmar su identidad, luchar contra su inestabilidad emocional e irrupciones de angustia, y sostener su autoestima en el ámbito de un colegio secundario, derivará luego hacia otras etapas -con un ingreso como auxiliar en un jardín de infantes y luego como maestra en una escuela primaria- con un recorrido que alcanzará seis años de su vida.De todas maneras, el eje principal de este film -que no debería pasar inadvertido para el jurado oficial que preside Steven Spielberg- es la apasionada historia de amor que la protagonista mantiene con Emma (interpretada por la estrella local Léa Seydoux), una artista plástica algo mayor que ella que la iniciará en el universo gay-lésbico. Mucho se han comentado tras su primera exhibición las largas y explícitas escenas de sexo que la película contiene, pero no hay en ellas nada de explotación ni de regodeo voyeurista. Están narradas con la misma intensidad, cercanía y naturalidad con que se expone cada instante de la vida de estas dos chicas.La de La vie d'Adèle es de esas experiencias que son imposibles de explicar en palabras. Se podría hablar de la consagratoria actuación de Exarchopoulos (sin dudas, ha nacido una estrella), del inmenso talento de Kechiche para poner la cámara en el lugar justo, para marcar y "liberar" a sus actrices, para observar y captar cada ínfimo detalle que luego adquiere dimensiones insospechadas, para ir y volver de la comedia...

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