Jean Todt: 'Éste es un país con una pasión muy grande'

No es cosa de todos los días poder compartir una charla con Jean Todt. De hecho, el presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) no es un adicto a las entrevistas y no bien cumple su rol ceremonial en cada nación –brindando conferencias, concientizando a los automovilistas a través de sus conocimientos de manejo o encabezando clínicas de dirigencia deportiva– pone proa hacia otro país para repetir su rutina. Inquieto, va y viene por los pasillos del hotel Sheraton de Retiro. Acaba de presidir el XV Congreso Americano de la FIA, que en la Argentina hizo especial hincapié en la seguridad vial, y desea que nadie se vaya con una duda sobre su exposición. Finalmente, el diminuto francés de 67 años acerca él mismo dos sillas a una mesa e invita al diálogo a LA NACION, casi con tanta formalidad como si ello formara parte de una visita protocolar."Siempre me hace bien volver aquí. Recuerde que gané dos veces el Rally, primero aquel de la Vuelta a América del Sur, que llegó hasta Bolivia, en 1979. Y después, el de 1981", puntualiza con exactitud.–Uno supone que usted, que es tan obsesivo cuando se refiere a la conducción en la calle, se habrá sorprendido con el tránsito de Buenos Aires…–Mire, cuando hablamos de seguridad vial, el trastorno del tránsito no es el problema. Eso puede ser un disturbio, algo fastidioso. Y es igual en muchas partes del mundo. Los problemas los representan el exceso de velocidad, hablar por celular mientras se conduce, la bebida antes de manejar y la falta del casco o del cinturón de seguridad. Si usted me permite… (extrae un catálogo de su saco, que le entrega al cronista), la FIA tiene las denominadas "reglas de oro" para todo conductor. Llévelas y téngalas siempre en cuenta.–Después de haber sido copiloto de rally, jefe de equipo en el Dakar, director deportivo de Ferrari y ahora presidente de la FIA, ¿qué le resultó más complicado?–Cada cosa es distinta, como si se tratara de los capítulos de un libro. Todas esas funciones me reportaron buenos momentos, pero cuando tengo que hablar de lo malo, siempre me vienen a la cabeza los accidentes, eso es lo peor. Los he visto y los he sufrido en el rally. El de Ari Vatanen aquí en la Argentina, en 1985; el de Shekhar Mehta, en Egipto, en 1987; el de Jacky Ickx, también en Egipto, durante el Rally de los Faraones de 1991, cuando murió Christian Tarin, su acompañante. Son feos recuerdos.–¿Cómo soportó la presión en Ferrari, cuando en sus primeros seis años de gestión no lograban...

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