Javier Perianes: 'El público tiene que ser invitado a hacer un viaje'

La diatriba puede ser una variedad del elogio. Cuando el jovencísimo Javier Perianes (y ahora tiene apenas 38 años) se sometió al examen del Daniel Barenboim en sus famosas masterclasses, el maestro le hizo dos señalamientos sobre su enfoque del primer movimiento de la Sonata Opus 110 de Beethoven: que hablaba solamente con vocales, como si faltaran consonantes (la metáfora apuntaba a que, como ya se sabe, las consonantes introducen un elemento de fricción), y, por otro lado, que su mano era maravillosamente sensible para el color. "Tenía toda la razón -cuenta Perianes- ¡Fíjate cómo una sola frase, dicha en el momento adecuado, puede marcarte para siempre! Darte una pista, un sendero a seguir. La enseñanza y la sabiduría del maestro Barenboim son para siempre."

La maravillosa singularidad sobre el color que Barenboim detectó en Perianes queda clara instantáneamente para quien escuche por ejemplo... le sons et le parfums, el CD con piezas de Chopin y Debussy que publicó, como casi todos los suyos, Harmonia Mundi. Ese mismo sello acaba de lanzar ahora su registro de la Sonata en si bemol mayor, D. 960. Esa última sonata de Schubert integrará justamente el programa que, para el Mozarteum, presentará hoy y el miércoles en el Teatro Colón, junto con piezas de Manuel de Falla y Debussy. Aunque ya había actuado en Buenos Aires (fue en 2014, en el Museo Isaac Fernández Blanco), será el debut de Perianes en el Colón. "No te diría que estoy nervioso, pero ¡sí entusiasmado por pisar un teatro legendario!"

-Wilhelm Kempff, que fue el primero en grabar una integral de Schubert, decía que las últimas sonatas eran un libro cerrado con siete sellos. ¿Cómo vas a abordar ese enigma un poco monumental?

-Hay una mezcla de análisis, de tradición, pero también de intuición. La D.960 es una obra que me ha fascinado desde siempre. En el primer movimiento de ese Schubert último se da una mezcla única de la simplicidad y la ingenuidad máxima, cargada de la mayor profundidad que uno pueda imaginarse. ¿Qué es lo que pasa tonal y melódicamente en esos primeros compases? Nada en especial. No hay ninguna novedad, nada revolucionario, hasta ese silencio que todo lo corta y se introduce el famoso trino en el bajo, que es una llamada de alerta: ojo que esto no es ni tan inocente, ni tan naif como parece. Y luego ese segundo movimiento que para mí es como una marcha fúnebre... ¡Y no me preguntes por el tercer y el cuarto movimiento! Son como dos gritos elementales de...

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