Jaime Smart, víctima de la justicia militante

Desde esta columna nos hemos ocupado de la injusta y penosa situación de Jaime Smart, ministro de Gobierno bonaerense entre 1976 y 1979, a quien se lo ha privado de su libertad desde hace más de nueve años mediante procesos judiciales viciados y manejados por jueces militantes.

Quienes conocen a Smart saben de sus elevadas cualidades morales y de su dignidad y entereza para enfrentar una tan prolongada como injusta prisión política. A sus 82 años ha tenido que sobrellevar por enésima vez la situación de prepararse para dejar su calabozo e iniciar una detención domiciliaria, para recibir un minuto antes de partir la notificación de un nuevo proceso con dictado de prisión carcelaria.

La primera vez ocurrió el 5 de mayo de 2015, cuando la Sala I de la Cámara de Casación dispuso su prisión domiciliaria, pero el entonces juez federal de La Plata Ernesto Rozanski inició una nueva causa y lo retuvo en la cárcel de Marcos Paz. Este juez renunció antes de someterse a juicio por el Consejo de la Magistratura. Sus propios empleados y jueces del mismo tribunal lo denunciaron por el desorden de su juzgado y por sólo motorizar los juicios llamados de lesa humanidad, dejando prescribir los restantes. En la última y reciente oportunidad en que la Cámara confirmó su prisión domiciliaria, Smart fue nuevamente retenido con la valija preparada, empleando el mismo artificio, esta vez por el juez Ernesto Kreplak, un notorio militante camporista designado juez federal en La Plata a mediados de 2015. También este magistrado ha recibido fundados pedidos de enjuiciamiento, hasta ahora desestimados mediante falaces argumentos.

Este empeño en mantener bajo prisión a Smart reconoce los extremos de la venganza y rencor alimentados por extremismos ideológicos, odios y resentimientos que perduran. Han sido inútiles los pedidos de recusación de estos jueces a pesar de las evidencias de manifiesta enemistad. Tampoco se han logrado evitar los circos armados en las sesiones de juicio oral con muchedumbres vociferantes.

Las más de doce causas penales concentradas en la persona de Smart parecerían querer dar fundamento a la intencionada calificación de "cívico-militar" que la reciente ley de la provincia de Buenos Aires obliga a aplicar al golpe del 24 de marzo de 1976 y al gobierno militar.

Una de esas causas, según la defensa de Smart, se basó en el testimonio falso de Mario Edgardo Medina, quien declaró que había visto a Smart cuando lo torturaba. Cuando se le preguntó cómo...

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