Isaac Asimov. El escritor que se adelantó 80 años a ChatGPT, y al que seguimos sin prestar atención

Isaac Asimov se anticipó al dilema ético planteado por la inteligencia artificial, en su cuento "Círculo vicioso", luego incluido en "Yo, Robot", y a los datos masivos, en "Fundación"

Quiero dejar claro, antes que ninguna otra cosa, que Isaac Asimov no es mi escritor favorito de ciencia ficción. Al revés que Clarke o Lem, que están en mi top ten , el más famoso de los autores del género solo me sedujo con su trilogía Fundación . Pero estas son preferencias literarias. Formado como zoólogo -hasta que abandonó la carrera, indignado ante la disección de un gato callejero, y se pasó a bioquímica -, su pluma fue prolífica, pero no de las más descollantes. En comparación, digamos, con Bradbury , Le Guin o los incomparables Vonnegut y Burroughs .

Un Asimov casi irreconocible, antes de dejarse sus características patillas

Sin embargo, como pionero fue de los más visionarios y también de los más inesperados. Este hombre que nació en Rusia , que sobrevivió de milagro a un brote de neumonía cuando tenía un año, y que a los tres fue trasplantado a Nueva York, Estados Unidos , no parecía el más indicado para anticiparse a uno de los desafíos más arduos de nuestra época: la ética y la inteligencia artificial (IA). Aún así, su aporte fue único y genial.

Hombre de ley

La inteligencia artificial está, a su vez, detrás de la robótica . Las Tres Leyes de la Robótica , que le dieron a Asimov fama universal y un lugar en la cultura popular, son en realidad las leyes de la IA. El robot es una máquina, casi siempre humanoide (con excepciones deliciosas, como Wall-E y R2D2 ), cuya relevancia no proviene de su forma, sino de la inteligencia que motoriza sus acciones. Y aunque las compañías que hoy trabajan con IA intenten pasarle una mano de barniz políticamente correcto, eludan el tema cuando se les pregunta (Google me respondió, hace años, ante una consulta, que la ética de la IA no era materia de estudio para ellos ) o lancen una bomba de humo llamada sobreactuación al alertar sobre el peligro de extinción agazapado en las redes neuronales , el primero que se tomó en serio el asunto y lo sistematizó en tres leyes concretas fue Isaac Asimov. Y lo hizo hace más de 80 años, en un cuento titulado Runaround .

Las tres leyes de la robótica (insisto con que hoy deberían ser leídas como leyes de la inteligencia artificial ) dicen así:

Primera Ley: un robot no puede dañar a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.

Segunda Ley: un robot debe obedecer las órdenes de los seres humanos, excepto...

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