Inversiones que rinden si se logra que más jóvenes estudien y trabajen

Atar el recupero y los resultados de una inversión de capital al cumplimiento de objetivos previamente definidos, enfocados en mejorar la calidad de vida de algún grupo de la población o en dar respuesta a una necesidad colectiva detectada, es lo que esencialmente define en distintas partes del mundo a los llamados bonos de impacto social, una modalidad de interacción entre el mundo financiero, las políticas públicas y las acciones de privados, que surgió en Inglaterra hace poco más de una década.

¿Un caso concreto? Poner como meta que una cierta cantidad de jóvenes habitantes de zonas vulnerables termine el ciclo secundario, se inserte laboralmente y se mantenga un determinado tiempo en el empleo. Esos objetivos se fijó el Vínculo de Impacto Social (VIS) "Proyectá tu futuro", la primera experiencia de este tipo que se hizo en la Argentina, más concretamente en la ciudad de Buenos Aires, y cuya evaluación final se presentó recientemente. Se trató, en rigor, de una prueba piloto.

De acuerdo con los resultados medidos a septiembre último, de los 1000 participantes del programa, 894 terminaron la capacitación que se les ofreció; 325 se insertaron laboralmente y, de este último grupo, siete de cada diez (226 jóvenes) mantuvieron el empleo durante 4 meses, en tanto que 115 seguían en la misma ocupación 12 meses después del ingreso. El informe de evaluación indica que se alcanzaron las métricas estimadas inicialmente y que los resultados superaron a los de otros programas que se habían relevado antes de diseñar el bono de impacto, por el cual se fueron liberando pagos a los inversores.

La emisión del bono, hecha por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se previó, a valores del momento inicial, por un monto tope de $48,4 millones, pero se fijó un mecanismo de actualización para cada momento de pago, en función de un índice que combina la evolución del salario del sector privado registrado según el Indec y el alza de los precios mayoristas, según explica María Laura Tinelli, directora de Acrux Partners, una consultora de inversiones de impacto que gestionó la operación a través de un fideicomiso.

Según el modelo aplicado, los inversores ponen el capital, que es usado por los proveedores de servicios, encargados de instrumentar los planes para la terminalidad educativa y la inserción laboral. En el primer grupo están, en este caso, los bancos Ciudad y Galicia, IRSA Propiedades Comerciales y Puerto Asís Investments; además, hubo un...

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