Introducción

AutorRoberto Dromi
Páginas7-22

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El Municipio, como modelo de organización política, ha tenido a lo largo de su historia diversas y variadas competencias y funciones.

En algunas oportunidades se pretendió otorgarle un cúmulo, quizás excesivo, de atribuciones, ya que se consideraba contenida en él la célula vital de la democracia. En esos tiempos, el Municipio representaba la realización de la escala local, que se articulaba cívicamente de abajo hacia arriba. Otras veces cuando soplaron aires de centralización, el Municipio fue sólo una institución meramente formal, huérfana de misiones, absorbida por las técnicas concentradoras del poder.

Hoy, en tiempos hipermodernos el Municipio se encuentra en una nueva etapa existencial en la que le competen y se le asignan misiones y funciones de estos tiempos, prestación de servicios públicos, no sólo los clásicos: barrido, limpieza, alumbrado, sino también los modernos: defensa ambiental, seguridad, desarrollo local, recuperación urbana, recreación y deporte.

Este será, entonces, el tiempo del Municipio gerente, el tiempo del gerenciamiento local, donde deberá planificarse, organizarse y ejecutarse, adaptándose a las exigencias y urgencias de nuestros días.

Así las cosas el Municipio gerente deberá establecer una agenda pública local, determinar el perímetro de la Ciudad, fijar su organización, delimitar la participación vecinal, fundar sus misiones, considerar la infraestructura y el espacio metropolitano, articular la alianza público-privada y lo local con lo global; en síntesis pensar y construir el sistema de la Ciudad y del Municipio.

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1. Agenda pública local

Las necesidades colectivas, las demandas y requerimientos en las urbes de magnitud, exigen soluciones globales, no alcanzan satisfacciones parciales. La calidad de vida urbana se medirá por la satisfacción de esas necesidades, y su resultado será el goce de la "vida citadina" o el sufrimiento a la "condena urbana".

Así, el sistema de la Ciudad, para el cumplimiento eficaz del interés público, debe articular: valores vecinales; calidad en los servicios; competitividad en las actividades productivas; gestión administrativa estratégica y control democrático en la gestión local1.

En ese marco, la agenda pública local de todas y cada una de las Ciudades, comprende el análisis, definición y propuesta de soluciones a las circunstancias de espacio, organización; consensos y disensos sociales vecinales; misiones locales; límites de la infraestructura; alternativas de integración local (áreas comunes); participación privada; estilo democrático de convivencia; gestión y administración local y convergencia global de la Ciudad.

2. El perímetro de la Ciudad

El hábitat social contemporáneo o el espacio vital de nuestro tiempo está instalado en la Ciudad. No hay hombres sin Ciudad; como no hay Ciudad sin ciudadanos, y es la Ciudad la que hace al hombre "ciudadano". La Ciudad es el teatro obligado de la vida cotidiana, de todos sus habitantes.

La vida social empieza por la Ciudad. La Ciudad como espacio común de convivencia es el límite de la libertad y la frontera de la autoridad. La convivencia en la Ciudad tiene esferas desreguladas o de libertad, y esferas regladas o de consenso con la autoridad.

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En dicho espacio cohabitan los hombres, las familias, las instituciones públicas, las organizaciones sociales y culturales, las empresas industriales, comerciales y de servicios.

La Ciudad tiene una medida o tamaño natural dado por sus habitantes, territorio y organización institucional pública y privada. El perímetro de la Ciudad marca su propio límite, marca la razonabilidad y proporcionalidad de sus medidas y fija las formas de inserción relacional con otras Ciudades y con otros Estados. La Ciudad es el primer Estado. Es la primera aldea a escala local2.

En este escenario se desarrollan los cometidos primarios de la gestión pública. Se cumplen actividades de servicios inexcusables para la convivencia social. Las misiones de la Ciudad son el parámetro de su organización y la medida de su gestión.

A la Ciudad le corresponde con sus propias instituciones preservar su identidad, cuidar su imagen, mantener la seducción turística, auditar la calidad de sus prestaciones y movilizar el diálogo social. de estos cometidos, en la medida de su cantidad y calidad, depende el destino y la vigencia de la Ciudad. por ello la Ciudad necesita de una vigía permanente que cuide sus valores culturales, sus bienes materiales y su diálogo leal y confiable con su gente3. Cuando la Ciudad no respeta el cabal cumplimiento de sus misiones naturales en el marco de la convivencia social cotidiana, la vemos oscilar entre desafíos, crisis, declives, colapsos y desesperanzas comunitarias4.

Los parámetros de la organización y del gerenciamiento a escala local comprenden al Municipio, desde los tiempos del antiguo Cabildo, como el aparato institucional a cargo de la "gerencia de la Page 10 Ciudad", que comparte la autoridad de gestión con múltiples instituciones públicas y privadas de la vida local. y es precisamente el Municipio el que debe liderar la lucha por la estabilidad y el desarrollo sostenido de la vida vecinal en los niveles primarios de educación, salud, seguridad, medio ambiente, esparcimiento, tránsito, espacios públicos, infraestructura, cultura, deporte, como valores prioritarios de la agenda pública local contemporánea5.

3. La organización local

La Ciudad como centro motor de la cosa pública local, requiere un sistema específico de organización. Su identidad, sus misiones, sus desafíos, sus compromisos, sus valores, exigen un sistema propio de organización, adecuado a los fines y medios de la vida local. por ello precisamente la organización de la Ciudad motiva un diálogo abierto, continuo, integral e ininterrumpido con sus múltiples protagonistas.

Los diversos cometidos de la Ciudad deben ser realizados en concurrencia por diversas instituciones públicas y privadas que integran el sistema de organización local. La organización de la Ciudad entraña un modelo funcional autónomo que depende directamente del poder político vecinal y que gobierna la vida local con consenso permanente como si fuera un plebiscito cotidiano. En la organización de la Ciudad cohabitan lo público y lo privado, coexisten lo estatal y no estatal y conviven lo universal y lo local. Es la Ciudad el escenario universal a escala local.

La organización de la Ciudad comprende la concurrencia de instituciones propias naturales y pétreas de la convivencia diaria. por ello precisamente comparten el poder local en la Ciudad: las instituciones políticas, culturales, sociales, educativas, religiosas, deportivas, empresarias, vecinales y del trabajo. Este conjunto insti-Page 11tucional ostenta el poder local, son los agentes de la participación democrática en cada una de las esferas de su incumbencia; dichas instituciones desenvuelven las ideas directrices de la sociedad local como atributo ordenador de la energía vecinal para su identidad y continuidad6.

Con esta estructura de poder autonómico, que políticamente encabeza el Municipio en concurrencia económica social y cultural con todas las instituciones locales, se preserva la gobernabilidad política, la sustentabilidad económica y el desarrollo social.

Este juego armónico de instituciones públicas y privadas tiene la tarea de pensar lo público y hacerse cargo de la gestión para lograr la prosperidad de la Ciudad y la erradicación de los males comunes como la marginación y las vidas desperdiciadas.

Solo la organización eficaz, comprometida, participativa, pública-privada integrada permitirá preservar a las Ciudades como hábitat para la paz, el trabajo y el desarrollo sostenido de todos los sectores sociales7.

4. La rebelión comunal

Las urbes del siglo XXI están experimentando nuevos desafíos. El posicionamiento de los vecinos a veces se manifiesta como una verdadera rebeldía contra la organización de la Ciudad tradicional. A diario se observan verdaderas "rebeliones de las formas", que potencian la incertidumbre y la sociedad del riesgo8.

La autoproclamación de derechos, la representación directa de la propia voluntad popular y grupal y la protesta se escenifican enPage 12 la sociedad como la auténtica rebeldía contra la organización y el orden vigentes.

Fenómenos sociales complejos exteriorizan la disconformidad ciudadana de nuevos actores sociales en distintas Ciudades del planeta, en franca acción de insubordinación y confrontación, afectando el derecho y libertades públicas, propios de la convivencia pacífica9. Es el...

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