Intimidades de una decisión que puede cambiarlo todo

María Eugenia Vidal

"Yo estoy 50 y 50, me parece bien que hayas tomado vos la decisión. Me quitaste un peso de encima", se sinceró Macri ante Vidal apenas le anunció por teléfono que no lo dejaría solo en la contienda de octubre. El último fin de semana de enero, en Chapadmalal, Macri había escuchado argumentos a favor del desdoblamiento electoral , en medio de una larga conversación con un conocido periodista, que casi lo convence.

La filosofía duranbarbista y el "ala política tradicional" son parte de su grieta interna, que siempre se agita ante las encrucijadas difíciles. Y la de 2019 es una de ellas: el Presidente y la gobernadora no solo se juegan el futuro de Cambiemos , sino el eventual final de la carrera política de Cristina . "Una nueva derrota implicaría, sin duda, el fin de su liderazgo, pero no del kirchnerismo", evalúa Vidal en la intimidad. Es consciente de que un paso en falso lo echaría todo a perder. Pero ¿no fue demasiado arriesgado, demasiado rápido? No. "La mejor prueba de que fue la decisión correcta es cómo me sentí al día siguiente: aliviada", deslizó en reuniones privadas.

El Presidente y la gobernadora acordaron no desdoblar las elecciones en la Provincia

Sin embargo, más allá de los argumentos que se esgrimieron en público -y que siempre son verdades políticamente correctas, es decir, a medias-, ¿qué proceso íntimo desactivó una jugada que apuntaba a darle mayor volumen político a su figura, como lo era la de adelantar las elecciones bonaerenses? Confluyeron muchas razones -la opinión de Durán Barba , uno de sus hacedores, pesó mucho-, pero la más profunda habría que ir a buscarla a esa sutil conexión entre la psicología y la política. La verdad suele esconderse en los detalles y, a veces, en las pequeñas anécdotas. Unos sábados atrás, María Eugenia Vidal cenó con Mirtha Legrand en el Costa Galana. Un gran show político, con una gran previa estética: en un salón contiguo al comedor de Mirtha hay un glamoroso espacio de maquillaje y peinado para los invitados. "Por favor, no me hagas rulos muy marcados, no quiero cambiar mucho mi imagen, sobre todo en un año electoral ", le rogó la gobernadora al peluquero que la atendió. El episodio, que parece trivial, encierra tal vez el mayor secreto en la construcción de su éxito.

El Presidente y la gobernadora no solo se juegan el futuro de Cambiemos , sino el eventual final de la carrera política de Cristina . "Una nueva derrota implicaría, sin duda, el fin de su liderazgo...

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