Internet pegó el estirón y ahora está en apuros

Hace 5 años y medio un proveedor de Internet checo metió la pata y dejó a casi todo el planeta sin conexión a la Red durante una hora. No parece mucho, pero una hora offline equivale a millones de dólares en pérdidas.Los únicos países que se salvaron fueron la Argentina, India, Kazakhstán, Sudáfrica, Turquía y un par más. Fue un buen susto y una gran lección que trajo a la luz uno de los mecanismos más ocultos y a la vez más vitales de la red de redes: el protocolo de ruteo externo o BGP, por Border Gateway Protocol.Suena más complicado de lo que es. En Internet todo lo que importa es que los paquetes de datos lleguen de un punto a otro. Para eso necesitan conocer las rutas disponibles. Cada proveedor de Internet, cada universidad, cada laboratorio y, en general, cada organización que administra de forma independiente sus rutas (se los conoce como sistemas autónomos) debe difundir tus tablas de rutas mediante el protocolo de ruteo externo.Para no atragantarnos con el desayuno, simplifiquemos un poco: que Internet funcione depende de que cada sistema autónomo intercambie con los demás sus tablas de rutas. Eso es todo. Los paquetes de datos necesitan saber por dónde encaminarse para que puedas ver una página Web, chatear, mandar un mail o hablar por Skype. De eso se ocupan los routers, basándose en las tablas de rutas. Es como el GPS de los paquetes de datos.Funciona muy bien, pero en 2009 quedó en evidencia uno de sus puntos débiles del BGP. Un operador checo difundió una tabla de rutas mal compuesta, un error tonto que, sin embargo, causó un efecto de dominó y trajo consecuencias muy serias.Ahora, el BGP está otra vez en la picota. A medida que Internet crece, la cantidad de rutas aumenta. Y adivinen qué. Exacto, por todos lados existen límites de hardware y software. Internet no está exenta de esta ley de la vida.Nada fabricado por el hombre puede ser infinito, así que los límites son inevitables. Pero hemos tenido amargas y en ocasiones tragicómicas experiencias con ellos. Hay una frase, a menudo atribuida a Bill Gates, pero cuya autoría está en discusión, que es célebre en el ambiente informático: "640 kilobytes de memoria RAM deberían ser suficientes para todos". Pues bien, hoy una computadora promedio tiene más de 6000 veces esa cantidad de RAM. Y es poco para ciertas aplicaciones. Puesto en términos más cotidianos, es como haberte comprado un departamento de 100 metros cuadrados en 1981 y encontrarte hoy necesitando uno de 600.000 metros cuadrados...

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