Una interminable fiesta real que pasó del glamour a la informalidad

AMSTERDAM.– Si la fiesta en las calles de Amsterdam fue interminable, puertas adentro también. La asunción de Guillermo Alejandro y Máxima como reyes de Holanda fue más que los actos oficiales. Hubo recepciones y comidas con miles de invitados, desde herederos al trono de Europa o Medio Oriente hasta ex jefes de gobierno holandeses, artistas y diplomáticos, y con algunos guiños a la informalidad que tanto propone el nuevo jefe de Estado para acercarse a la gente.La primera vez que los invitados se juntaron fue en la Nueva Iglesia, al llegar el mediodía, para esperar la entrada de los nuevos reyes. Llegaban de a decenas, en ómnibus o en combis, desde la Terminal de Pasajeros de Amsterdam (PTA), a varias cuadras, y donde todos tenían que pasar antes controles de seguridad.Los primeros en bajar de los vehículos fueron los 500 holandeses que fueron invitados al azar por la casa real para que participaran de la investidura. De allí en más llegaron los funcionarios del gobierno, los legisladores, el cuerpo diplomático. Los últimos, antes de los Orange, fueron los miembros de la realeza de otros países.Carlos de Inglaterra y Camilla Parker Bowles inauguraron la entrada de la realeza europea, y lo hicieron en medio de gestos de admiración. No sólo fueron los más mirados, sino también los más privilegiados: se sentaron en primera fila.También algunos gestos similares despertaron, fuera y dentro de la Iglesia, los herederos japoneses, Naruhito y Masako; ella, golpeada por la depresión, hizo su primera aparición pública en el extranjero en casi una década.Sin embargo, las dos personas que más hicieron suspirar a todos vinieron del mundo musulmán: Mozah bint Nasser al Missned, mujer del emir de Qatar, y Lalla Salma, esposa del rey Mohammed de Marruecos. Ellas fueron también las que se ganaron los elogios por sus looks, en una ceremonia en la que el código de vestimenta o no fue muy estricto o no fue muy respetado. Entre los hombres había fracs, jaquets, trajes oscuros y hasta invitados sin corbata; entre las mujeres, vestidos largos y trajes cortos.Claro que los mayores aplausos y murmullos se escucharon cuando entraron la princesa Beatriz y sus tres nietas, Amalia, Alexia y Ariane...hasta que llegaron sus padres.La investidura fue seguida por una recepción en el Palacio Real, a unos 20 metros de la Iglesia y adonde los invitados llegaron a pie. Allí, Máxima trató de saludar a la mayoría de los varios cientos de invitados, casi todos miembros de la realeza...

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