La institución societaria y el clima de negocios

Una de las peores consecuencias de la sistemática destrucción del clima de negocios en nuestro país, ocurrida a lo largo de la última década, ha sido la notoria retracción de las inversiones, muy en particular de las inversiones extranjeras, lo cual es grave porque cuando desaparece la inversión se paraliza el crecimiento y cae el empleo genuino. Hoy prácticamente no hay nuevas inversiones en la Argentina, con excepción de lo que naturalmente ocurre con las empresas que hace rato que están en marcha y que, por lo general, necesitan hacerlo con frecuencia para poder seguir siendo competitivas. Esto ha sucedido en la comunidad inversora, esencialmente, por desconfianza. Las razones son múltiples y de todo tipo. Hay algunas en particular, que no siempre son advertidas, pese a lo cual es necesario examinarlas y corregirlas si de recuperar los flujos de inversión se trata.

Es obvio que medidas y situaciones desgraciadas como el cepo cambiario, la recurrencia a la intimidación sistemática como instrumento de política económica, la falta de independencia de parte del Poder Judicial y la inseguridad jurídica y personal, entre otras, espantan siempre a los inversores. Pero hay otras, que quizá sean menos evidentes, pero que también afectan gravemente a la llegada de esos capitales y, en definitiva, al referido "clima de negocios".

Por ejemplo, cabe señalar que la razón de ser de la personalidad separada que la ley reconoce a las sociedades comerciales es la posibilidad de poder limitar el riesgo que los empresarios corren sólo al capital, que es específicamente asignado a la respectiva sociedad. Esto ocurre para así evitar quedar expuestos con la totalidad de sus propios patrimonios al resultado de una empresa. Cuando esa limitación de responsabilidad reconocida universalmente no se respeta, las inversiones simplemente se retraen o desaparecen.

Poco a poco, en medio del clima...