El insólito lamento del jefe de la banda

A partir del momento en que el embajador de Rusia en la Argentina alertó a la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, sobre la existencia de comenzó una investigación que tuvo como sustento vital las conversaciones que mantuvieron el oficial de la Policía de la Ciudad Alexander Chikalo y el supuesto jefe de la organización, un empresario identificado como "K".

El 19 de octubre pasado, el señor "K" llegó con a Moscú, en una entrega vigilada por las autoridades argentinas con conocimiento de sus pares rusas.

Intranquilo por el destino del cargamento, Blizniouk llamó a "K" desde Buenos Aires. "Hola ¿Ya llegaron?", inquirió Blizniouk. "Sí. Todo bien. Esta terminal de la que salimos, muy chiquita (sic). Hay un solo puesto de seguridad. Un restaurante. Viene uno de Aduana y pone el sello", respondió el señor "K".

Ni Blizniouk ni el misterioso "K" sabían que esa conversación estaba siendo escuchada por detectives argentinos. La comunicación fue clave para que los funcionarios argentinos tuvieran la confirmación de que habían llegado a destino las 12 valijas en las que la cocaína que había previsto traficar la banda había sido reemplazada por harina. Solo faltaba que, en Moscú, los otros cómplices rusos retiraran la droga.

En otra conversación con Blizniouk "K" se lamentó de no haber llevado más cosas por lo que describió como "escasas medidas de seguridad" en la terminal de Ezeiza, desde la que partió el vuelo.

"Si yo sabía que todo sería así podría llevarme lo que quería. Vos tenés que conocerlo todo sobre esta terminar y conocer a la gente", expresó "K", satisfecho, desde Moscú, sin saber que los controles habían sido...

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