Inseguridad sin límites

Un quiosco de Palermo fue asaltado 15 veces en los últimos tres años; cada vez se conocen más casos de motochorros que, a plena luz del día y en varios puntos de la ciudad, rompen los vidrios de los autos para llevarse lo que hay dentro, y crece una tendencia temeraria: las "entraderas", en las que las víctimas del delito son llevadas hasta sus domicilios para asaltarlas.En todos esos casos, hubo personas que fueron tomadas como rehenes o amenazadas a punta de pistola. Muchas resultaron tan golpeadas que terminaron en un hospital.Ante esta situación cotidiana, hace pocos días, el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, afirmó: "En la Capital Federal, la verdad es que no recuerdo cuándo fue el último caso de robo seguido de muerte". Más allá de la mala memoria del funcionario, pues el 14 de abril pasado asesinaron en Caballito a Carlos Escobar, oficial de la Policía Metropolitana cuando intentaron robarle su automóvil, resulta irritante que se pretendan minimizar los delitos por el solo hecho de que las víctimas sigan vivas.Es más, si de policías se trata, en el país, en lo que va del año, ya mataron a 18 uniformados de la Federal, la Metropolitana y la bonaerense. Si esa proyección se mantiene hasta fines de 2012, es decir, si resultasen asesinados 36 policías, se convertiría en la cifra más elevada desde 2003, año en que murieron a manos de delincuentes 62 servidores públicos.La falta de datos oficiales sobre la inseguridad en el país, ya no sólo en la Capital, ha venido siendo una constante de los últimos años, en los que ni siquiera el tema fue incluido en alguno de los tantos discursos públicos de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.Negar la realidad o enmascararla con deliberadas omisiones y datos falsos no la borra; por cierto, la torna más peligrosa.Los datos se conocen diariamente por medio de comentarios de las víctimas y de sus allegados. Por temor a represalias o por desconfianza en que finalmente se encuentre a los culpables, muchos de esos hechos no llegan a ser denunciados. Es la "cifra negra" del delito, que las autoridades admiten conocer muy bien en privado, pero que se cuidan mucho de filtrar en público.Con sólo recorrer los diarios, cualquiera puede tomar nota de que fueron sometidos a "entraderas" el ex camarista Gustavo Mitchell, en Recoleta, y la...

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