Inseguridad y justicia por mano propia

Todo aspecto de la realidad que se pretende negar u ocultar termina por reaparecer de la peor manera. Es lo que ocurre con el creciente drama de la inseguridad. Los lamentables y repudiables episodios en los que enardecidos vecinos de distintas ciudades del país intentaron llevar a cabo una injustificable justicia por mano propia al golpear y, en algunos casos, terminar asesinando a presuntos delincuentes e incluso un inocente es una consecuencia directa del absoluto fracaso delEl Estado se retiró de las calles cediéndoselas a los delincuentes. Librados a sí mismos, desconfiando de instituciones como una policía ineficiente y a veces cómplice del delito, y una Justicia lenta y obligada a aplicar normas condescendientes con quienes delinquen, algunos ciudadanos quisieron reemplazar a esas instituciones sin advertir que, al hacerlo, se convertían en aquello que procuraban combatir.Hablábamos de fracaso del Gobierno en la lucha con el delito, pero también puede ponerse en duda ese fracaso, pues la impresión que deja la actitud de las autoridades nacionales ante la creciente ola delictiva es más la de una indiferencia patológica que termina imprimiéndole un mayor impulso a esa ola.En efecto, el de la inseguridad es un drama que fue sistemáticamente silenciado por los altos funcionarios. Por esa razón, hace varios años que la Policía Federal no divulga sus estadísticas de delitos. Y por esta causa también, en ninguno de sus mensajes al Congreso de la Nación con motivo de la inauguración de sus sucesivos períodos de sesiones ordinarias, la presidenta Cristina Kirchner atinó a hablar con claridad del problema de la inseguridad, pese a que desde hace años es la principal preocupación de la ciudadanía en todos los sondeos de opinión pública.cuando se conoció que, en Rosario, un grupo de vecinos había linchado a un supuesto delincuente, y luego de que se produjeran episodios parecidos en distintos lugares de la Argentina. Pero la actitud de su Gobierno ha sido la de acallar esta realidad o repetir un discurso hipócrita, como hizo el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, el jueves pasado en la Cámara de Diputados, cuando expresó que "hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad será imposible erradicar la violencia".Un régimen que lleva casi once años en el poder no puede buscar otros responsables más que él mismo por no haber combatido la exclusión y la inequidad. Tampoco ha combatido la inseguridad, que es un tema de competencia nacional y no sólo...

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