La inquietante tregua de Cristina Kirchner con los mercados

Silvina Batakis

Se ha planteado una tregua. Es cierto. Pero no es una tregua entre Cristina Kirchner y Alberto Fernández. Es una tregua entre Cristina Kirchner y los mercados . Para comprender la escena conviene reconstruir lo que sucedió en las semanas que siguieron al 26 de octubre de 2020. Aquel día ella escribió la primera de sus epístolas morales , en la que recordaba que todo el poder pertenecía al Presidente . Que nadie está en condiciones, aunque quiera, de gobernar desde fuera de la Casa Rosada. Y que el país sufre de un problema estructural, que es la economía bimonetaria . La clave de esa declaración estaba en un detalle: esa semana el dólar libre había arañado los 200 pesos. Martín Guzmán le pudo tomar la palabra a la vicepresidenta y, por poco más de un mes, consiguió establecer su estrategia terapéutica: el drama que hay que resolver no es que falten dólares, sino que sobran pesos , debido a que el déficit es gigantesco y sólo puede ser solventado con emisión monetaria. La degradación de la moneda hace que el público corra detrás del dólar como reserva de valor. En ese contexto comenzaron las primeras tratativas del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. El mercado de cambios se serenó, ayudado también por una mejora en el precio de las materias primas que prometía una mayor oferta de divisas.

Con la renuncia de Guzmán, el dólar estuvo a punto de tocar los 300 pesos. Se recreó la misma coreografía. La señora de Kirchner no se sacó una foto con Silvina Batakis. Pero tampoco la vetó. Como en octubre de 2020, se replegó en un cauteloso silencio que sirve de ambientación para los anuncios de la ministra. Es decir, para medidas que suscriben y profundizan el curso de acción propuesto por Guzmán. Hay que reducir el déficit fiscal para detener la impresión de billetes. Y hay que elevar la tasa de interés hasta que supere la inflación. De ese modo habrá más confianza en el peso y el atractivo del dólar será más resistible.

La historia nunca se repite. Esta tregua es diferente a la anterior . La razón es muy sencilla. Cristina Kirchner y, con ella, todo el oficialismo, no cumplieron la promesa . Las decisiones se fueron procrastinando y el plan no se implementó . Más grave aún: la vicepresidenta lo rechazó, votando en contra el acuerdo con el Fondo. Estas desviaciones respecto de lo que se había asegurado agravaron las dificultades. Hoy el déficit es mayor, la emisión está más descontrolada , la brecha cambiaria induce a conductas más distorsivas y ya no hay margen para presionar más con los impuestos. Para sintetizar: no hay que volver de un dólar de 200, sino de 300 pesos. Este escepticismo del mercado introduce una nota de suspenso tan inquietante como el silencio de la señora de Kirchner.

El Gobierno se ha comprometido a dictar un conjunto de disposiciones fiscales. Sin embargo, en lo inmediato, sólo ha producido una novedad: garantiza a los que poseen títulos del Tesoro que, si un día se quieren deshacer de ellos porque desconfían de que sean rescatados, el Banco Central se los comprará a una paridad conveniente.

El nudo de la crisis sigue siendo el mismo. Existe una extraordinaria desconfianza en la política oficial, que se proyecta sobre el valor de la moneda . El repudio al peso se extendió en un repudio a los títulos en pesos . Para que no pierdan su valor, el Central salió en auxilio del Tesoro y emitió más dinero para...

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