Inesperado. A los 56 años se quedó sin trabajo, generó emprendimientos que fracasaron hasta que una actividad laboral que desconocía le cambió la vida

Alejandro Guillermo Giesenberg, apicultor de Colón, Entre Ríos.

Oriundo de Colón, Entre Ríos , antes del 2000 Alejandro Guillermo Giesenberg era viajante de comercio y llevaba una vida tranquila junto a su mujer y cuatro hijos, hasta que la crisis de 2001 lo dejó sin trabajo y frente a la urgencia de encontrar una nueva salida laboral a los 56 años.

"Ahí empecé con nuevos emprendimientos, pero todos fueron un fracaso. Tenía deudas por todos lados, impuestos sin pagar, sacaba un crédito para poder pagar otro que ya se había vencido. Verdaderamente fue una situación muy angustiante", recuerda.

Un buen día en una reunión de Scout Argentina conoció a una persona que se dedicaba a la apicultura, y al enterarse de la difícil situación que atravesaba le propuso arrancar con las abejas.

Alejandro Guillermo Giesenberg, apicultor de Colón, Entre Ríos.

"Yo pensé ¿Qué hago? Porque yo de campo no entiendo nada, lo único que sé es que hay vacas y comen pasto. Lo pensé profundamente y me dije, ¿Qué puedo perder? Me regala una colmena para arrancar con la apicultura, todos me decían que era una locura, que tardaría de 5 a 6 años en empezar a producir miel. Así que empecé cazando enjambres, me anoté en INTA y empecé a hacer cursos de apicultura", rememora Giesenberg sus inicios en la actividad que pronto se transformó en su vocación.

Dos años después, ya obtenía su primera cosecha y de a poco empezaba a participar en el Plan de Desarrollo Social que impulsa la municipalidad de Colón

Dos años después, ya obtenía su primera cosecha y de a poco empezaba a participar en el Plan de Desarrollo Social que impulsa la municipalidad de Colón. Lo ayudó con materiales para la apicultura y créditos sin intereses, a la vez que aprendía sobre las distintas variedades de plantas y de flores y la cría de reinas para hacer nuevas colmenas.

La producción artesanal de miel en Colón se ve favorecida por el contexto de montes y eucaliptales, y la diversa flora autóctona que puebla las márgenes del río Uruguay, propiciando una rica variedad de mieles de eucaliptus, chilca y yatay

"Con el respaldo del municipio y la supervisión de INTA directamente ya empecé a trabajar con las colmenas. No me costó adaptarme a mi nueva actividad porque realmente sentí mucha pasión por el emprendimiento que comencé. Es más, me dije a mí mismo lástima no haber empezado esto de joven y no ahora con 56 años", advierte Giesenberg sobre su emprendimiento al que bautizó Miel Las Guayabas debido a las...

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