Indigenismo y realpolitik, un difícil equilibrio

No es fácil catalogar el modelo de gobierno del presidente Evo Morales en Bolivia. Desde que llegó al poder en enero de 2006, con un abrumador respaldo electoral del 54% de los votos, el Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales lideró un proceso de cambios en Bolivia, apoyado en dos pilares ideológicos: la vocación indigenista para refundar el país y el discurso nacionalista como sustento para la recuperación del control de los recursos naturales.Pero esa retórica nacionalista e indigenista -manifestada en la ofensiva contra Coca-Cola- se ha equilibrado, a menudo, con decisiones políticas y económicas moderadas. La nacionalización de los hidrocarburos, por ejemplo, decretada en 2006, no supuso una ruptura con las empresas extranjeras.Desahuciada en la Argentina, la petrolera española Repsol mantiene su presencia en Bolivia y, en su momento, se adaptó a la nueva legislación del país, que otorgaba al Estado el control de un sector estratégico de la economía.La política estatista y antineoliberal del gobierno de Evo Morales no entró en colisión frontal con la economía de mercado que supone la presencia de las compañías transnacionales en el país. En el lenguaje del oficialismo, se aplicó una "nacionalización legal" que no puso en riesgo las inversiones realizadas y, al mismo tiempo, provocó un significativo aumento de los ingresos fiscales para el Estado.La apuesta indigenista tampoco está exenta de contradicciones. La aprobación de la Constitución de 2009 (con una mayoría del 61%) supuso un espaldarazo al proyecto de Estado plurinacional que defiende Evo Morales -el primer presidente indígena en la historia de Bolivia- al integrar a los pueblos originarios (que representan más del 60% de la población) a la vida política de Bolivia, tras siglos de marginación social.Pero algunas decisiones tomadas en el Palacio Quemado han enfurecido a varios colectivos indígenas.El caso más sonado fue el proyecto de construcción de una ruta que atravesaría un parque nacional de gran riqueza forestal, el Tipnis, situado en la Amazonia boliviana. La movilización indígena logró paralizar el proyecto y someterlo a una consulta popular en la zona, que se dirime en estos días. Y durante unos meses, puso en evidencia la pretendida ecuanimidad del mandatario...

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