Incertidumbre, otra vez

http://www.lanacion.com.ar/1633031-elecciones-2013-resultados-en-vivo-por-provincia-por-municipio-y-por-barriode este año es que la política sigue atrapada en la crisis que se inauguró en el año 2001. La fragmentación que acompañó al derrumbe de Fernando de la Rúa intentó ser superada con el liderazgo absorbente de los Kirchner.Ahora que ese liderazgo ingresa en su crepúsculo, reaparece la carencia de un sistema equilibrado y eficiente para organizar el poder. Éste es el rasgo principal de la transición que se ha iniciado: el curso que tome la vida pública dependerá, http://www.lanacion.com.ar/1632988-mauricio-macri-candidatura-a-presidente-2015, de las decisiones que adopten innumerables sujetos.El desenlace de ese juego se llama incertidumbre. Al fraccionamiento de la oposición se agregó el del peronismo. Allí radica la gran novedad de Sergio Massa. El intendente de Tigre arrebató al oficialismo el 44% de los votos de la provincia de Buenos Aires. Se impuso en todas las secciones. Aun en ciudades que en agosto le habían sido esquivas, como Mar del Plata o Bahía Blanca. Massa incrementó su caudal de las primarias en 639.575 votos. Es, sin dudas, un problema para Cristina Kirchner y, sobre todo, para Daniel Scioli.Pero su evolución de los dos últimos meses no se hizo a expensas del peronismo. Martín Insaurralde obtuvo anteayer 110.000 votos más que los que sacó en las PASO. Y superó al Néstor Kirchner de 2009 en 350.000 votos, aunque la comparación sea imperfecta por el incremento del padrón. Quiere decir que el PJ oficialista detuvo su sangría. ¿Efecto Cirio?Massa se expandió hacia la clientela de Francisco de Narváez, quien perdió entre las primarias y las generales 474.000 votos.Un primer corolario de este nuevo panorama es que Massa no sólo representa un gran riesgo para Scioli. También pone en jaque cualquier experimento que pretenda conquistar el centro político desde fuera del peronismo. Dicho de otro modo: pone en jaque a Mauricio Macri. Si hacía falta alguna señal para advertirlo, alcanza con ver la ansiedad del jefe del gobierno porteño para abordar el nuevo paisaje electoral. No sólo invadió la fiesta de Gabriela Michetti, Sergio Bergman e Iván Petrella con una legión de simpatizantes ataviados con la leyenda "Macri 2015". Dedicó casi todo su discurso a menoscabar el triunfo de Massa. El arrebato fue curioso. Macri se apartó de uno de los apotegmas de Jaime Durán Barba: jamás enemistarse con quien brilla en las encuestas. Esa ley, que reguló...

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