Impulsan el ingreso de peronistas en Cambiemos

Cuando miran el año electoral, entre las distintas familias del oficialismo hay unanimidad sobre una certeza. Sólo sobre una. La recuperación de la economía es la condición previa para cualquiera de las muchas estrategias en danza. Prat-Gay se fue. Ningún indicador económico se alteró por eso. Mauricio Macri cree que, de la misma manera o mejor aún, las promesas de crecimiento de la economía se cumplirán sin Prat-Gay. Más le vale que sea así. A partir de esa certidumbre, el bloque oficialista se divide en tres grandes sectores para encarar las elecciones de mitad de mandato, cuya primera prueba se hará dentro de ocho meses con las primarias obligatorias.

Semanas atrás, hubo un momento en que el macrismo se estremeció. Fue cuando Emilio Monzó, arquitecto de alianzas con peronistas en la provincia de Buenos Aires y eficiente presidente de la Cámara de Diputados, vociferó que Cambiemos debía acercarse a dirigentes peronistas o perdería las elecciones. El oficialismo no está acostumbrado a esas peleas en el escenario. Es un espacio en el que los adversarios son amables entre sí, se saludan correctamente y disienten con buenos modales. Hasta que uno gana y otro pierde. Sucedió cuando Marcos Peña tuvo la deliciosa oportunidad de pedirle la renuncia (por orden de Macri) a Prat-Gay, quien le había hecho sentir varias veces al jefe de Gabinete que él estaba sólo a la altura del Presidente. Fue el error político que terminó con la vida de Prat-Gay como ministro.

A Monzó lo criticaron más por la forma cómo dijo sus cosas, que por las cosas que dijo. Lo criticaron, en rigor, por haber dado nombres concretos de peronistas (Omar Perotti y Florencio Randazzo, este último de imposible cercanía con el macrismo) en lugar de haber explicado sólo la estrategia. En la estrategia no está solo. Muchos dirigentes del oficialismo que no vienen de Pro (o que han llegado a Pro después de la fundación del partido) comparten con Monzó la idea de una ampliación de Cambiemos hacia el peronismo. Todos reconocen que hay otra condición para ese eventual plan: no destruir el Cambiemos que se conoce y que llevó a Macri a la presidencia. Esa sensible línea entre lo que existe y lo que podría existir se discutirá intensamente en las próximas semanas dentro del oficialismo. La estrategia definitiva deberá estrenarse en marzo.

Hay una frase que el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, suele repetir en público en los últimos tiempos: "No somos antiperonistas". Es una aclaración...

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