El imperio de La Salada: Ilegalidad y muertes en un negocio millonario

"¿Cuánto gastaste?", pregunta con curiosidad el hombre de azul camuflado. A paso aletargado, camina con su compañero por un estrecho pasillo oscurecido por un toldo de camisetas de fútbol, jeans para chicos y algunas toallas. "¡¿$ 190?!", grita en secreto el oficial de infantería. "¡Naaddaaa!", califica. Luego sonríe cómplice, palmea a su colega y juntos aceleran la marcha.

El sol sale y ya se fuga. "Dejá de comprar dólares y comprá mercadería", vocifera un joven mientras carga en una camioneta verde lo sobrante de una noche curiosamente quieta. Los furgones de los canales de TV y la infantería son adjuntos extraños a la habitual decoración de esta parte de Ingeniero Budge, en Lomas de Zamora, que suele configurarse con basura quemada (generalmente plástica), el puente del tren color ocre oscuro y el fatídico Riachuelo. A esa pintura se suma el revoloteo de millones de moscas y el olor a podrido.

Poca gente visitó la madrugada siguiente de que las topadoras de la policía bonaerense arrasaran miles de puestos instalados en el Camino de la Ribera el miércoles último. Fue un operativo para eliminar competencia desleal -en formato barra brava, dicen en el predio principal- para una feria que en los últimos años busca coquetear con la legalidad, pero sin conquistarla.

"La feria más importante de Latinoamérica", como la describe la radio dentro del edificio, es hoy un cóctel que combina marginales economías de subsistencia; el reino de las marcas truchas; la informalidad laboral, muchas veces en formato de trabajo esclavo en talleres clandestinos; un Estado activamente ausente y millones de pesos para los ganadores del modelo.

La Salada mueve $ 200 millones de pesos por día. Abre los martes y jueves a la madrugada, y los domingos todo el día. O sea que en un mes puede generar $ 2400 millones. El gran negocio es el mayorista. El playón al fondo del predio principal puede atraer a 500 micros en sólo una noche caliente. Los choferes cobran incentivos para traer a los clientes: unos $ 100. Llegan con sólo unas 30 personas y se van repletos de mercadería, generalmente ropa para las todas provincias y algunos países limítrofes. En la actualidad -la temporada alta empieza en mayo-, paran unos 150 micros. Los jueves y los martes llegan entre 600.000 y 700.000 personas. Los domingos explota: según los organizadores, la feria es visitada por entre 2 y 3 millones de clientes.

Mercado pujante

En el predio principal, hoy en reforma por significativa...

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