Una impactante puesta para Ligeti

" El gran macabro , versión Buenos Aires." Con esas palabras, antes del inicio de función, definió el director Baldur Brönnimann, no sin un dejo de culpa, la adaptación para el estreno local de una de las óperas más relevantes de la segunda mitad del siglo XX. También habló, simpática e informal, Valentina Carrasco, una de las responsables de la puesta de la compañía La Fura dels Baus, y justificó la decisión de representar, a causa de los conflictos gremiales del Colón, una versión sin orquesta como una apuesta a la esperanza que habitaría, asimismo, en el fondo de la ópera de Ligeti.Para que se entienda bien: la anomalía de la reducción no es, en el caso de El gran macabro , una cuestión de grado, sino de naturaleza. Al sustituir la orquesta, trabajada tan minuciosamente por el compositor, por los pianos y la percusión, la obra se convierte literalmente en otra cosa: la copia en blanco y negro de una foto color. Hay aquí también un desafío para la crítica. ¿Qué juicio emitir sobre una versión tímbricamente menoscabada y presentada, además, como "ensayo abierto" (ensayo, por lo demás, para una función que nunca llegará)? La objetable decisión de ofrecer esta adaptación no sólo mortifica la partitura de Ligeti, sino que obliga a una torsión crítica, a un pronunciamiento acerca de ella como si fuera el objeto en su concepción original.Beatriz Sarlo dijo una vez que Shakespeare era tan poderoso que sobrevivía incluso a las peores traducciones. Algo parecido ocurrió con la ópera. La expresividad de la orquesta no estuvo y se extrañó todo el tiempo (basta pensar en el aria de Mescalina de la Escena II, acompañada por las cuerdas), pero la fuerza de Ligeti consiguió abrirse paso. El hecho de que los dos pianos estuvieran reforzados con clave, celesta y órgano, sumado al formidable desempeño de los percusionistas logró que la nostalgia del color resultara un poco menos dolorosa de lo previsible. Esto explica que, quien llegue al teatro sin haber conocido nunca la ópera con orquesta, reciba de todos modos el shock de la música ligetiana, una...

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