De la ilusión a la decepción

Al final, su gesto demudado, triste, reemplazó a la sonrisa del principio. Personalmente, su regreso fue futbolísticamente aceptable y tuvo tres o cuatro intervenciones de su sello, aunque insuficientes para cambiarle la cara a este Boca que arrastra defectos e inconsistencias desde hace mucho Juan Román Riquelme encendió la ilusión y hasta dio indicios de que está para ayudar a Boca a salir de este atolladero, pero el peso de una nueva derrota, la sexta en el Apertura, se volvió a dibujar en la preocupante actualidad del equipo de Borghi.Se lo esperaba por razones futbolísticas, porque Boca necesita de su toque y visión de juego, pero también había ansiedad por su reaparición porque la hinchada se siente cumplida cuando tiene la oportunidad de expresarle todo lo que lo quiere y valora. Hubo banderas con dedicatorias exclusivas: "Gracias por volver", "Román, la Bombonera es, será y el patido de tu casa", "Vuelve Romance" y "La magia se renueva" fueron algunos de los testimonios que estuvieron acompañados de una ovación ni bien la figura de Riquelme asomó por el túnel, el último de la hilera de los once titulares, como es su costumbre.Anoche se cerró el paréntesis de 181 días sin Riquelme en una cancha, a causa una operación en la rodilla izquierda. Agradeció tantas muestras de afecto con los brazos levantados hacia las cuatro tribunas de la Bombonera. Y enseguida se metió en clima de partido, con indicaciones a Medel unos segundos antes de que empezara el partido.A primera vista, Riquelme es el de siempre. Ni un gramo de más en un cuerpo cuidado. Pero la observación no termina ahí porque lo que está en consideración es su reinserción en la alta competencia, su capacidad para empezar a ordenar y mostrarle el rumbo a un equipo con propensión a desorientarse.La exigencia podía ser desmedida e injusta porque se esperaba más lo que Riquelme podía sumarle a Boca que la contención que el equipo podía ofrecerle a él. Riquelme no necesita que nadie le indique cómo debe jugar. Sabía que para ir entrando en ritmo debía ir de menor a mayor. El reencuentro con su mejor nivel debe ser progresivo. Al principio buscó con toques cortes y seguros, sin complicarse.Argentinos dispuso una marcación en zona, con Basualdo y Sabia cerca para controlarlo. Dosificó el esfuerzo ante el riesgo de ahogarse...

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