La Iglesia no debe apoyar a imputados de corrupción

Ni la Iglesia ni nadie puede ignorar que gran parte de las dificultades socioeconómicas que atraviesa hoy la Argentina encuentran su raíz en una colosal corrupción que la asoló por mucho tiempo.Al margen de que la búsqueda de la unidad entre los argentinos, la pacificación de los espíritus y la paz social son objetivos centrales de la Iglesia, no puede ser bueno para el país ni para la propia jerarquía eclesiástica que esta quede envuelta, como ha ocurrido en los últimos días, en actos reprochables. No puede ser positivo que la opinión pública termine discutiendo si las autoridades de la Iglesia están apañando a dirigentes políticos o sindicales acusados de gravísimos hechos de corrupción ante la Justicia.La controversia creció luego de la misa oficiada por el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Agustín Radrizzani, frente a la Basílica de Luján, a la cual convocaron algunos de los dirigentes de los gremios más combativos, encabezados por los camioneros Hugo y Pablo Moyano, a quienes se vio sentados en la primera fila durante la celebración religiosa, junto a otros sindicalistas y dirigentes del peronismo bonaerense que son responsables directos de la delicada situación socioeconómica que sufre la mayor provincia del país.Desde distintos sectores se escucharon críticas a monseñor Radrizzani, por cuanto se juzgó imprudente su actitud, que dejó a la Iglesia asociada con un sector fuertemente enfrentado con el gobierno nacional, que además afronta severas denuncias en la Justicia. No les falta razón a los críticos de Radrizzani, si se analizan algunas de las palabras pronunciadas por el arzobispo en aquella misa.En lo que se asemejó a una defensa de los Moyano frente a los problemas sobre los que deben rendir cuentas en los tribunales, Radrizzani expresó: "Sufrimos un Poder Judicial que cree que hacer justicia es desechar la presunción de inocencia".La misa de Luján, que lamentablemente tuvo algunos condimentos propios de un acto político opositor, fue el corolario de una serie de hechos que marcaron un intento de acercamiento a la jerarquía eclesiástica de parte de sindicalistas enfrentados con el gobierno nacional.Una semana atrás, el obispo Jorge Lugones, presidente de la Comisión de Pastoral Social, recibió a Hugo Moyano, justo en momentos en que un fiscal pedía la detención de Pablo Moyano por el presunto delito de asociación ilícita en una causa judicial vinculada con el club Independiente, del que este es vicepresidente.La citada...

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